De la Montaña al Mar



El 2013 fue un año jodido para mí, cada vez me está costando más salir a andar en bici, Gra le echa la culpa a la Kangoo y a la compu, que cada vez me cuesta más levantar el culo de la silla, y puede ser verdad.
Cuando a los reclamos se sumó Cecilia no tuve más escusas y me puse a organizar algo, y se me ocurrió volver a Bariloche para hacer algunos recorridos simples que siempre nos quedaron en el tintero, como el circuito chico y algo que siempre me quede con las ganas, poder bajar en bici el Cerro Campanario y el López.
Para esto había que olvidarse de la ciudad y alojarse directamente en Colonia Suiza, que ya era atrayente.
A beneficio de Cecilia decidimos tomarnos la primera quincena de febrero, y una vez todo organizado La Ceci se bajó por problemas familiares. Y bueno quedamos solitos.

El 1° de febrero a las 6 de la mañana salimos con rumbo a Gral. Roca, según el pronóstico nos preparamos para tener lluvia todo el viaje, pero apenas tomamos la RN5, el cielo se despejo he hicimos todo el recorrido con el aire a full, después de un extenuante viaje llegamos, en la misma rotonda de entrada hay una parrilla y atrás un hotel. Nos alojamos, me bañe y me dormí La siesta, desperté para cenar y otra vez a dormir. 
Despertamos con un día de mucho calor y cielo despejado, en Piedra del Águila aparecieron las primeras nubes y mientras cruzábamos el Valle Encantado comenzó a caer una llovizna y al llegar a Bariloche se sumaron unas fuertes ráfagas de viento, que me tiraban el auto hacia la banquina. 
Luego de unos 3km de un camino de tierra muy roto llegamos a Colonia Suiza y al Camping Ser (Muy Recomendable) donde nos asignaron un Dormi (ya reservado).
Como era domingo bajamos las cosas, nos abrigamos (hacia unos 10°) y salimos a recorrer la Colonia y al parque de los artesanos donde casi todo es de la familia Goye. Compre un porrón de cerveza artesanal Valais y descubrimos las tortas de la Abuela Goye, inmediatamente Gra eligió una porción repleta de frutas finas con chocolate y crema que gentilmente repartió, insaciable siguió con un waffle también repleto de frutas y cremas, mientas devorábamos estas exquisiteces la llovizna iba y venía. Saciado el apetito de la merienda nos retiramos al Dormi donde tomamos unos mates. En la puerta de la Hostería “Juan Goye” una chica vendía unos panes caseros, pensando en la cena salimos, uno relleno de queso y aceitunas y uno común para el desayuno y de paso nos vendió mermelada de Sauco, la que más me gusta, y ahora si a dormir la siesta.

Amaneció igual, mucho frio, mucho viento y una lluvia que iba y venía, desayunamos y resolvimos ir con la Kangoo a averiguar al Campanario si nos subían y como bajábamos, allí nos enteramos que solo se sube en silla y se baja en la misma silla o caminando, en bici NO. Seguimos hacia Bariloche buscando un cajero, y así llegamos a la ciudad. Por no pagar en estacionamiento medido dejamos la camio 7 cuadras para arriba y bajamos al centro. El Banco Nación tenía un solo cajero y una cola de media cuadra, seguimos buscando otros bancos con la Red Link, y mientras mirábamos vidrieras, cruzamos el Centro Cívico hasta encontrar el Banco de La Pampa, vimos algunas cosas para comparar pero yo me negaba a subir con peso. Volviendo, pasamos por la administración de Parques, donde nos informaron que al López tampoco se puede subir con bicis (me quede con las ganas) pero también nos comentaron que en el Catedral inauguraron una senda exclusiva para bicicletas por entremedio del bosque, que te lleva al Gutiérrez y no es el conocido balcón, también nos informan que ahora se puede acceder al Guillelmo por la reconstruida vieja ruta al Bolsón, unos 11km.

Amaneció parecido, más frío, más viento pero sin lluvia por el momento, bajamos a la playa del Moreno Este (este Lago está dividido por un puente, por eso el nombre) la pared del López nos tapaba el viento y luego de unos mates volvimos al Dormi, donde nos cambiamos sacamos las bicis y no fuimos a hacer un recorrido de 8km que nos llevó hasta la otra margen del Lago por un camino de cornisa. Volvimos para el mediodía, era la hora de las Truchas, decidimos aceptar la oferta de “Aire Sur” típico suizo, (media trucha enorme con salsa al limón, papas rusticas y ensalada, Cerveza artesanal La Cruz y postre), volvimos al Dormi, ya que se había sumado la lluvia, por las dudas compramos más pan relleno.

Hoy parecía que iba a mejorar, nos vestimos de ciclistas con buzo y campera, subimos las bicis a la camio y partimos rumbo al Guillelmo, en Villa Mascardi la entrada encontramos una despensa y enfrente una plaza con bancos, todo nuevo, dejamos la Kangoo y comenzamos un camino de ripio angosto, con subida y bajada que nos dejó en una tranquera cortando el paso a vehículos motorizados. Más descensos y llegamos a la playa del Lago, caminamos unos metros, varios carteles indicaban No Acampar, No hacer fuego, etc. Otra vez en el camino de tierra húmeda y ripio íbamos bordeando la margen del Lago, pensar que esta era la ruta al Bolsón. El cielo se ponía cada vez más plomizo, teníamos la sensación de ser los únicos en la zona, solo se escuchaba el ruido de agua y algún que otro pájaro, de la ruta que estaba allí del otro lado no llegaba nada, por más que se veía pasar algún que otro vehículo. El camino se hizo más desparejo y angosto y sin bordes sobre el lago, y de pronto se transformó en ripio y en piedras, circular se hacía peligroso, una caída significaba un golpe duro, el paisaje dejo de tener importancia y solo veíamos por donde pasaba las ruedas, en una curva ciega encontré un viejo paredón de contención del agua y paramos era el lugar justo para el mate. En un momento la ruta se aleja del agua y se mete en un bosque, estábamos en la mitad del recorrido, la segunda parte fue más salvaje, rocas más grandes que sortear, agujeros hasta llegar al final con sorpresa, deberíamos cruzar un arroyo pero el puente no estaba, así que  ponerse en patas y a cruzar caminando sobre las piedras, me mando primero, no sé qué dolía más el agua frizzada o las piedras en la planta de los pies, el agua me llegaba a media pierna y cruce, Gra que llevaba calzas largas se las subió bien y cruzo. A unos mil metros encontramos la ruta, camino de vuelta a la camio y a las empanadas reservadas en la despensa. De nuevo en el camping decidimos cenar pastas en el Restaurante Patagónico (5 tenedores), sobre la Bustillo. Volver por el camino de ripio en una tremenda oscuridad fue un castigo.

El día otra vez igual, sacamos las bicis y salimos a recorrer el circuito chico, la RP74, mitad tierra, mitad piedra en lenta pero constante subida nos llevó al asfalto, a la derecha el punto panorámico, nosotros tomamos hacia la izquierda a Bahía López, subimos y bajamos y llegamos al arroyo del mismo nombre donde un puesto vende café y comidas rápidas, paramos me tome uno, mientras Gra sacaba fotos, seguimos hasta una bajada que nos dejó en la Bahía, deje que la bajada me llevara pero el viento en contra me hacía ir a 10km/h cuando doble a mi izquierda el viento me tiro, apenas tuve tiempo de poner el pie, tal era la fuerza del viento que penetraba por la bahía que era imposible mantenerse parado siempre estabas luchando. Lentamente nos acercamos al amarradero sacamos unas fotos pero no era lugar para tomar unos mates, así que salimos y comenzamos a subir, llegamos a un mirador donde un puestito vendía artesanías y chocolate caliente, Gracias!!!. Seguimos subiendo y llegamos al puente que separa el Nahuel Huapi del Moreno Oeste, donde el viento era más fuerte y luego de las fotos hasta la entrada del Lago Escondido, para encontramos con un cartel prohibiendo el paso de bicis, salimos bajadita y subida hasta la entrada a Villa Tacul, todo en subida. Llegamos al Bosque de Alerces (solo caminantes) seguimos y nos encontramos con Puerto Pañuelo y el Llao Llao que esta allá arriba, era pasado el mediodía y como Gra no se iba a pagar el almuerzo en el famoso hotel, buscamos otro lugar. Ya estábamos en la Avda. Bustillo, una cuadra más y un coqueto restaurante donde el plato del día era “Guiso de Lentejas” y como no quería dejarlas me las comí.
Llegar a la rotonda de entrada a la Colonia fue un calvario, casi todo iba para arriba, PUFF, PUFF, Gra ya me estaba esperando y nos lanzamos en bajada hasta el puente, sacamos las fotos y seguimos para llegar al camino de ripio (nuevas fotos) y por fin el camping. Rápidamente nos cambiamos, ya estaba por cerrar la Feria Artesanal, él Goye de las truchas al disco nos vendió su última porción y la Goye de las empanadas nos preparó media docena entre carne y más trucha, ahora sí con la cena lista volvimos al Dormi, para descansar, bañarnos y estar listos para la comer.
Estábamos aburridos de tanta inclemencia del tiempo, Gra fue a la administración y pagó la estadía, cambiábamos montañas por Mar, Hola Monte Hermoso allá vamos.
Hugo Nacarado
16/02/2014

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