Travesía por las Playas del Sur de la Provincia de Buenos Aires

A principio de año cuando conocimos Monte Hermoso, nos quedamos con las ganas de conocer más las playas del sur, de esta Provincia. Nos dimos cuenta que el sur también existe.
Domingo 28/11/2010
Haciendo las paradas necesarias, tranquilamente, en seis horas llegamos a Oriente, no bien llegar nos dimos cuenta que el Google Earth, esta viejo, el pueblo avanzó más de lo que muestra el programa.

Un amable vecino nos guió hasta una playa municipal, donde estacionan los camiones y el encargado nos propuso dejar la chata detrás de su casa.

Armamos las bicis y antes de las 15hs ya estábamos pedaleando, por un polvoriento camino entoscado, con fuerte viento de frente y mucho traficó, que sin reparo, nos pasaba como venían, llenándonos de polvo.
Al llegar fuimos directo al camping Marisol, que da nombre al lugar, donde nos proponen unos dormis, hechos con toneles de vino, pero el lugar era feo, lleno de perros que no dejaban de ladrarnos y con mala onda. Paramos en el hotel, pero todavía no estaba habilitado, así fuimos pasando de un lado a otro, y cerca de las 18hs, llegamos a una despensa donde la dueña nos tienta con una casa por 100 pesos, era horrible y la última vez que la limpiaron fue en 1810, pero el sol se estaba poniendo y el frió acrecentando, así que aceptamos.
Sin los bultos, hicimos las 10 cuadras y llegamos a la playa, tomamos unos mates protegidos por un parador y con los últimos rayos de Febo, otra vez en la casa Gra improviso una cena de bifes a caballo, Mmmmmm!!!!!!.
Lunes 29/11/2010
Cuando Gra, después de calentar el agua para el mate, quiso apagar la hornalla y la cocina explotó, por suerte nada más que un susto, fue la culminación para el Balneario Oriente, más conocido como Marisol. Si o Si, nos vamos.
Por más que pregunte, la única forma de continuar, era volviendo al pueblo, y como era lógico, el viento había cambiado y apenas salimos al camino, nos mato, a duras penas manteníamos una velocidad de 6-8km/h, habíamos hecho unos 6km, cuando paro una F100, ofreciéndose a llevarnos y aceptamos de buena gana. Una vez que subimos las bicis, nos enteramos que antes harían una pasada por la Cueva del Tigre, cosa que también aceptamos.
“Cuenta la leyenda, que un gaucho maula, andaba escapando a la milicia y se refugió en una cueva, en la margen del Río Quequén Salado, pasando por un poblado vio una chinita y se la robo, al tiempo dejo escapar a ésta y se robó a otra, con la mala suerte que ésta, era hija de un acaudalado, la milicia enterada, lo cerco y el gaucho se entregó, y cuando lo soltaron rumbeó para otros pagos.”
Con esta tonada gauchesca nos fue contada la leyenda.
En el pueblo de Oriente, volvimos a la Caddy, con la decisión de dejar algunas cosas, Gra aprovechó para sacar plata del cajero automático, mientras yo conversaba con un paisano y me hacía un plano sobre el mejor camino a seguir. Con viento a favor llegamos hasta el viejo puente, donde paramos a comer.
Cruzamos el Rió Quequén Salado y seguimos por un camino entoscado, bastante ancho y cuidado, pasaban los kilómetros y seguíamos rodeados de campos solitarios, sembrados de maíz o cebada y ni una persona o vehículo, el calor nos fue degastando, poco previsores no llevamos el agua suficiente y en un momento, debimos elegir entre un camino más corto pero también solitario o el más largo pero concurrido.
Así fue que llegamos al conocido como camino real, y logramos conseguir agua de varios vehículos, para nuestra desgracia cuando ya faltaba poco nos paro una chata y nos ofreció agua de un bidón, llenamos nuestras caramañolas y el auto arranco, la vamos a probar y el agua estaba aceitosa, producto del bidón de girasol, esto nos dejo más sedientos y con un gusto horrible en la boca.
Por fin, cerca de las 17hs entramos a Reta, y como era de esperar, nadie por las calles y todas las casas cerradas, vamos cruzando una bocacalle y a lo lejos vemos un cartel de kiosco y nos mandamos. El cartel decía, Toque Timbre, y el timbre no estaba, empezamos a golpear la puerta y la ventana y nada, cuando ya estábamos por abandonar, apareció un engendro rodante, que en su época fue un Falcón y en él los dueños del kiosco, mientras gozábamos de una gaseosa y chizitos, el Sr. nos propuso alquilarnos un depto., a 100 pesos, con sabanas, televisor y DVD, muy bien equipado, pero sin cable, solo películas. Otra vez sacamos todo de las bicis, calentamos agua y nos fuimos a conocer la playa.
Nos llamó la atención, el tremendo médano de más de 3 metros de altura, de arena floja que debíamos subir, para llegar a la playa y una vez del otro lado, había que tomar un micro de larga distancia para llegar al Mar.
Nos reparamos del intenso viento que volaba la arena y lastimaba, detrás de unos baños públicos, todavía cerrados, éramos los únicos seres vivos. Ya aburridos comenzamos a pedalear por el poblado, encontrando solo casas cerradas, solo una carnicería y un mercadito, daban señales de que allí alguien vivía, y ni siquiera señal de celu. Otra cosa que llamó nuestra atención, era ver en la mayoría de las casas, el típico cartel “SE ALQUILA”, seguido de un celular con el prefijo “011”.
Para la cena, Gra se mando unos spaguetti con salsa portuguesa, de rechupete.
Durante toda la noche, se sintió soplar el viento muy fuerte y amaneció ventoso, con esperanzas de que mejore, nos fuimos a la playa, pero se hacía insoportable, Gra se fue a caminar por la orilla, y consiguió el único parador abierto, “RAKOS”, donde almorzamos corvina al horno con papas, bastante buena, luego, la sobremesa se fue extendiendo, hasta que llego la hora de volver, porque la playa no daba para más. En el depto. nos encontramos con “El Yara”, el dueño, con quien pasamos el resto de la tarde hablando. Esa noche con los fideos y la salsa restantes, más unos tomates, cebolla y un pedazo de carne, Gra se mando una cena espectacular.
Miércoles 01/12/2010
La salida de Reta, fue difícil, había que aguantar 6km de viento en contra, para después tenerlo, preponderantemente a favor. Ahora íbamos con plano y verificado por dos vecinos. Fuimos pasando por varias lagunas y bañados, que la ruta entoscada esquivaba. Siempre siguiendo los cables del tendido eléctrico, de pronto un cruce que nadie nos había marcado, el tendido que dobla y el plano que marcaba seguir, por un momento dudamos, pero Gra me instó a seguir, hasta que apareció el cruce marcado y un cartel salvador. Cruzamos varios arroyos, hasta llegar por fin al Molino Eólico, que da luz a Claromecó, y desde allí el empalme con el asfalto, por fin, pero solo los 2 últimos kilómetros.
Claromecó está diseñado en diagonal y todas las calles dan al Mar. Como llegamos al mediodía, volvimos a encontrarnos con un pueblo fantasma. Después de mucho ir para aquí y para allá, localizamos una heladería y de cabeza nos zambullimos.
Si bien Claromecó, es un Balneario conocido, aunque sea de nombre, parece que realmente se llena, cuando se realiza el famoso Concurso de las 24 horas de pesca de la corvina negra.
Las playas si bien son largas, no tienen la cantidad de arena necesaria, y deja al descubierto las restingas, el único médano, es donde se asienta el faro, y atrás del médano, el camping de Luz y Fuerza, recomendado por varios.
La única vez que vimos a la encargada, fue cuando nos registramos y elegimos el lugar que quisimos ya que éramos los únicos. Al no haber comenzado la temporada, la falta mantenimiento, se hacía notar, al punto que debimos localizar a una empleada para que prenda la caldera. Caía la noche, cuando salimos a buscar un lugar para comer, zigzagueando por las calles, buscando el centro, encontramos una panadería abierta, y así fuimos a parar a BONAVITTA, donde cenamos muy bien y mientras nos servían aproveche la espera para comprar pilas, para las linternas, indispensables para sortear la duna, en la negrura de la noche y encontrar el camino al camping.
Mientras Gra calentaba el agua para el desayuno, en el baño de damas, lugar más cercano donde nuestro calentador andaba, me puse a hablar con el Sr. de “mantenimiento”, sobre Orense, nuestro próximo destino.
Me explico que ese Balneario, es mucho más chico que Reta, que solo encontraría casas de fin de semana, algún que otro camping, si ya estaban abiertos, y dos hoteles pero que la gente compraba todo en el pueblo a solo unos kilómetros. Con respecto al camino solo dos opciones, volver a la RP72 hacia Bellocq o animarme a hacer 30km por la playa, si la bajamar ayuda.
Todo esto y mi embole de ver campos y vaquitas ajenas, soportando que todos los tarados con sus 4x4, nos pasen a mil, llenándonos de polvo, hizo que me pusiera a buscar como llegar al pueblo de Oriente a buscar nuestra chata.
Como era de esperar, para llegar tenía que irme hasta 3 Arroyos, y dar una vuelta enorme, un remisero me quiso romper la cabeza, el micro salía a las 8AM, pero de la terminal, a más de 10 cuadras, así que me resigne y acepte la combi, que valía lo mismo y además pasaba a buscarme.
Una vez resuelto este dilema, Gra paso por el Banco y pago los servicios de casa y hasta la patente, y luego cruzamos el puente peatonal hacia Dunamar, donde encontramos un Country playero, unos caserones de película, en medio de médanos y bosques de pinos.
Esa noche usamos Delivery de empanadas, comiéndolas dentro de la carpa por el frío.
Mi día comenzó a las 5AM, me acicale y me preparé un café, y cambiadito, me pare en la entrada del camping, esperando la camioneta. Fui el segundo en subir y luego de pasear por todo Claromecó, salimos a la ruta y llegamos a 3 Arroyos, donde paseamos por toda la ciudad y a las 8:30AM, fui el último en bajar, en la terminal de micros.
Aunque ya sabía la respuesta, pregunte igual:


- La Dorreguense para Oriente sale a las 12 y cuarto, me informaron.

Y cuando ya me encaminaba hacia la confitería, para tomar algo y hacer tiempo, un Sr. de limpieza, me dice que si estoy apurado, que pregunte al del Fiat rojo. Este Sr. que es comisionista/remisero, por 85 pesos me llevaba ya. No lo dude un minuto, me subí y salimos, antes de las 10AM, ya estaba en camino con mi Caddy, a la búsqueda de mi Gra, y antes que saliera la mencionada Dorreguense, yo ya estaba nuevamente en el camping.
Recién llegada de una caminata por la playa, en compañía del perro del camping, me saludo y lo primero que dijo fue:

- Este lugar ya me aburrió, nos vamos.
En menos de 5 minutos, cargamos todo en la Caddy y partimos. Cuando estábamos por llegar a Bellocq, nos dimos cuenta que teníamos sed y entramos, unas 30 casas, es todo el pueblo.
Dimos la vuelta y seguimos hasta el Balneario de Orense, a orillas del mar encontramos una edificación vieja de 2 pisos, con el cartel Hotel Punta Desnudez, Gra entró y al tiempo salió con cara de sorprendida, resulto ser un Hotel de 3 estrellas, muy lujoso, a 600 pesos la doble por día. Seguimos hasta Peloponeso, camping, cabañas y dormis, parecía bien cuidado, nunca lo supimos, ya que solo encontramos un cartelito con un número de celular, continuamos y llegamos hasta el Hotel Bahía, (abierto todo el año), donde encontramos otro cartel y otro celular. ¿Y porque no llamamos?, porque en Orense tampoco hay señal. Dando vueltas, sobre la plaza de entrada, encontramos un teléfono público, el encargado del Hotel Bahía, se encontraba en 3 Arroyos, y hasta las nueve de la noche no volvía, así que la mire, me miro, y tranquilamente dejamos atrás el Balneario, para entrar al pueblo.
Aquí tuvimos más suerte, encontramos abierta una EG3, y compramos unas gaseosas, por indicación de un paisano, nos dirigimos al “centro”, porque ya estaba por abrir la cooperativa, y por suerte pudimos comprar fiambre y pan.
Seguimos hasta Cristiano Muerto, y desde la ruta se ven las 10 casas, continuamos hasta la entrada al Balneario San Cayetano, en el Partido de San Cayetano, un camino en perfecto estado y con bastante zigzag, nos llevo hasta el caserío, para encontrarnos con unas viviendas hermosas, hasta llegar a la playa. Como era de esperar, no se veía a ningún ser vivo, seguimos recorriendo y en una esquina aparecieron unos albañiles, quienes nos indicaron que deberíamos ir a lo de Quiroga, (almacén de campo, desde fósforos hasta combustible), y esta nos mando al camping de los empleados de la municipalidad de San Cayetano, donde inauguramos la temporada.
Armamos las bicis y volvimos a la playa para matear y comer y ya de tardecita pasamos otra vez por lo de Quiroga, para encargar unos sándwich de mila, mientras nosotros seguimos al camping, se hizo la noche y en bici fuimos a buscar nuestra comida en medio de una oscuridad casi total, allí nos enteramos, que solo 16 casas están habitadas todo el año, y esa noche parecía que no había nadie más.
A la mañana siguiente volvimos a la playa, pero un viento muy fuerte nos castigaba bastante, aguantamos lo que pudimos, y nos fuimos a comprar el almuerzo, unos bifes cortados gruesos para hacer a la parrilla, pero mientras encendíamos las ramas apareció el encargado del camping y nos presto un disco. Mientras tomábamos el café, en la cabina de la Caddy y escuchábamos la radio, Gra se emboló y se fue pedaleando hasta la Laguna Salada, a unos 6km de la entrada del Balneario, mientras yo aproveche para empezar a escribir.
Esa noche insistimos con la parrilla, única forma de mitigar el frío, con un pedazo de vacío y chori.
Domingo 05/12/2010
Gra se levanto enloquecida, tenia picaduras por todos lados, se había enterado de unos bichitos tipo jejenes, que se adherían al pelo como los piojos y repicaban, así es como tenia la frente y los brazos, además estábamos invadidos de arañitas y moscas, y me intimó:



- NOS VAMOS YÁ.-

Comenzamos a desarmar todo y a tratar de limpiar, pero cada vez que pasamos el trapo sacando arañitas, otras aparecían quien sabe de dónde, así que doblamos todo y lo pusimos en bolsas y salimos disparados.

Insistí en entrar a Necochea, nunca imaginamos en encontrar una ciudad tan grande y tan dispar, entramos por el barrio del Hospital que no es muy lindo, pero fuimos llegando a la zona más céntrica y cuando llegamos a la costanera no lo podíamos creer, mucha estructura turística, con regios paradores en la playa y torres con vista al mar, decidimos para en un Hotel y paramos en el 3 Arroyos (2 estrellas), bien atendido.

Salimos a caminar y a almorzar y volvimos a cambiarnos, armamos las bicis y a la playa, ya que el día se había puesto fantástico, recorrimos la costanera y luego tomamos el camino del puerto y el espigón, donde encontramos una familia de Lobos marinos que hacían las delicias de montones de chicos.
Por la noche salimos a caminar y a cenar, y mientras tomábamos café, Gra me pidió seguir nuestro camino ya que si bien en menor medida, los bichitos seguían jodiendo.
Lunes 06/12/2010
Entramos a Mardel, con la idea de reencontrarnos con la parrilla “La Entrerriana”, en Camet, donde años atrás almorzamos, bueno y barato. Y sigue tal cual. Tomamos la ruta 11 y nos que la están transformando en autopista hasta Santa Clara, nosotros seguimos, nuestro destino, Villa Gesell, otro lugar de reencuentro, al que hacía más de 20 años que no visitaba.
Hugo Nacarado
09/12/2010