TRAVESIA CUBANA (nov-2017)

PROLOGO
Después de años de armarla y suspenderla, por fin me decidí y esa noche compramos los pasajes para el 5 de noviembre. La isla vive en un permanente estado de prevención de ataque por parte de los yanquis, no hay planos ciertos, no hay GPS, así y todo logre encontrar una vieja Michelin con caminos (cuando lleguemos allá veremos cuan acertados están) y quedamos conforme con el trayecto a realizar cruzando la isla de Este a Oeste y para finalizar nuevamente al Este.
Reservamos la 1º noche en un Hotel de La Habana y elegimos pasar 3 noches en un all-inclusive de Cayo Santa María, sacamos las visas, y hasta nos hicimos amigos de cubanos por internet.
A duras aceptamos viajar haciendo 3 escalas (Santiago – Lima – La Habana), pero a 2 meses de partir, llego “Irma” con su destrucción y como si fuera poco ahora viene María, ¿será el último? No sé pero nos pasamos todos los días mirando la TV Cubana. Está resuelto que suspender, no suspendemos, que una vez en Cuba veremos. Cruzamos los dedos.
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Bueno aquí estamos recién regresados, encontramos la Isla en pleno proceso de recuperación, la travesía se cumplió en un 80%, pero volvimos felices de haber conocido tan hermosos lugares y gente tan esplendida. A continuación el relato:
La Llegada 6/11
Retirar las bicis fue un calvario, debimos esperar que una señora sacara los 20 televisores de 40’, las herramientas y los neumáticos y ahí si aparecieron las chicas. Cuando salimos nos pegaron los 30ª de temperatura. Sacamos a las bicis de las bolsas y sorpresa Scotty tenía la rueda trasera zafada de su lugar por suerte nada grave, armamos y salimos pedaleando. El plano que arme para llegar al Hotel de nada sirvió, debíamos subir a una carretera y darle derecho. Igualmente fuimos preguntando y llegamos bien.
Hotel Neptuno Tritón, 4 estrellas, 22 pisos. Construido en los 60 y nunca realizado el mantenimiento, 6 ascensores (solo funciona 1, a veces), la habitación que nos dieron en el 3º piso estaba limpia pero hacía rato que necesitaba una mano de pintura. Sobre una mesa y en las mesitas de luz había unos lindos ceniceros y en la puerta un moderno cartel “Prohibido Fumar”. Se hicieron las 21hs y nos avisan de recepción que había llegado Adrián, a quien traíamos una encomienda de Buenos Aires. Gentilmente nos invitó unas copas mientras conversamos.

El comienzo 7/11
Según mis planos todo era agarrar el Malecón, darle derecho, subirse a la Vía Blanca y llegar a Jibacoa. Gra me dice que siente un golpeteo en la Bici, la reviso y encuentro una de las palancas torcidas rozando el cuadro, el mayordomo me facilita un martillo y a los golpes lo soluciono.
Para llegar al Malecón debimos preguntar varias veces, también nos informan que hay que pasar un túnel, pero que las bicis y las motitos no pueden pasar, debíamos buscar la parada del “Ciclo-Bus”.
El cielo estaba despejado, pedaleamos a ritmo con un viento en contra muy hincha, paramos varias veces a sacar fotos y a tomar algo frío y así preguntando llegamos a famoso Ciclo-Bus, para nuestra desgracia ya se había ido el último de la mañana y debimos esperar hasta las 14:30hs el próximo. La espera fue amena conversamos con varios cubanos y hasta con un italiano que se casó con una cubana y vivía 6 mesas en cada lado. Por fin apareció un Mercedes nuevo con un gran portón lateral y subimos por una rampa (pagamos 2 CUC por nosotros y las chicas), 10 minutos después bajábamos en la puerta del Hospital Militar del otro lado de la Bahía, un cubano nos acompañó hasta la ruta y seguimos pedaleando con mucho tránsito pero con una banquina grande y bien mantenida.
Cada tanto encontramos unas subidas largas para pasar un puente sobre ríos u otras rutas, que me matan. El tiempo pasaba más rápido que los kms y comenzó a bajar el sol (en Cuba para esta época es noche plena a las 18:30hs), en un recodo encontramos una señorita y nos informó que estábamos en “Boca Ciega” cerca de “Guanabo”. Ya estaba anocheciendo y decidimos bajar a buscar alojamiento. Encontramos al “Carpetero” quien nos llevó hasta lo de Margarita y alquilamos una habitación y nos pidió la cena por delivery. Ya más tranquilos caminamos hasta la playa y hasta nos metimos al mar. Bajo una tremenda oscuridad volvimos a la casa distante 2 cuadras.
Y mientras cenábamos a las 7:30 de la noche, se largó a llover. Amaneció lloviendo y decidimos quedarnos otro día. La lluvia y los nubarrones iban y venían. Optamos por dar un salto y con una camioneta conseguida por la anfitriona (80CUC) ir directo a Varadero al día siguiente.

Varadero 9/11
Salimos con lluvia y llegamos con lluvia. 
Me alegre de haber tomado esa decisión, la ruta ya no tenía banquina y por momentos diluviaba, y como si fuera poco el Huracán había volado todos los arboles del camino.
La habitación que nos consiguió Margarita estaba en 33 y Av. Playa, un lugar ideal y muy bien puesto. 
Nos atendió  Liberty (Libertad) nos dio las llaves y se fue. Desarmamos las alforjas y bajamos a la playa en el fondo del edificio, almorzamos lo que nos había sobrado del día anterior y salimos a pasear con las chicas, tratamos de llegar hasta la punta pero el viento en contra y el tráfico en la ruta lo hacia peligroso, paramos en la plaza WIFI, he intentamos entrar a internet, como no pudimos volvimos a la playa.
Así transcurrieron los 2 días que estuvimos en Varadero entre lluvia, solazo, pedaleo y caminatas. No sabemos si siempre será así pero a las 20hs todo está cerrado y las calles quedan desoladas, solo 2 negocios para comer hamburguesas permanecen abiertos.


Cruzando la Isla 11/11

Debíamos llegar a "Jaguey Grande", pero por las distancias la etapa se cortaba en "Jobellanos", Liberty cuando se enteró nos trato de locos, afirmando que en esa ciudad nos robaban o nos mataban. Con esa consigna salimos bajo un cielo con nubes y viento de frente. Dejar de la península fue fácil pero al tomar la carretera a "Cardenas" el tráfico se hizo muy intenso y la banquina era de tierra. Por fin llegamos a la circunvalación y entramos a "Cardenas" la gente nos desvió hacia una ruta secundaría en medio de plantaciones de caña, hasta que por fin subimos un puente sobre las vías del tren y entramos a "Jovellanos", íbamos por una calle larga hasta que se cortó y preguntamos a un bici-taxi por alojamiento, indicándonos una calle y un apellido. Cuando llegamos se trataba de un pasillo con varios cuartitos con baño no muy saludable, se trataba de un TELO, y como ya era tarde nos quedamos. Salimos a recorrer el lugar pero volvimos rápido por miedo de perdernos, no teníamos ni la dirección del lugar.
La cama era horrenda y dormimos mal. A la mañana Gra preparo un desayuno improvisado con lo que llevábamos y partimos, otra vez el mismo tipo de ruta, lleno de empresas dedicadas a las plantaciones de caña. En una parada de Bus paramos y Gra descubrió un edificio abandonado que resultó ser una de las famosas escuelas que se implementaron en los 60 a semejanza de los rusos, estudio y concientización con alojamiento y trabajo en el campo. La escuela tenía una mujer cuidadora que nos invitó con un rico café cubano y nos mostró el colegio.
Debíamos ir hasta un semáforo que realmente no vi y doblar a la izquierda, comenzamos a subir, pasamos a un cubano con una bici que crujía y no le gusto e inmediatamente siento que me pasa como endemoniado, primero con Gra y luego conmigo, empieza a preguntar de donde son, que linda bici, cuánto vale, la venderías y se largó a lloviznar cada vez más fuerte y justo cuando comienza el pueblo veo una parada de Guagua y me meto a tiempo del aguacero. Detrás mío Gra y una parejita en moto, les  preguntamos por la comisaria, ya que el Hostal reservado por Margarita quedaba al lado, por suerte nos indican que queda cerca. Minutos después intentamos salir pero se largó otro aguacero, y cuando mermó llegamos al Hostal El Ranchón. Tremendo lugar en medio de la nada, 3 habitaciones a full, con pisos y revestimientos de porccelanato, grifería de calidad, pileta de natación y quincho, donde nos estaban esperando.

Ciénaga de Zapata 13/11
Como habíamos pasado por alto “Matanzas” nuestro nuevo destino era una etapa intermedia, pasar la noche en “Playa Larga” y luego terminar en “Playa Girón”, cruzamos la ruta Nacional y entramos a la Ciénaga de Zapata, Parque Nacional y zona de guerra allá por 1961 con la Invasión Yanqui. Primero pasamos un Hotel 4 estrellas, luego un criadero de cocodrilos, hasta llegar a “Palpite” donde se libró la batalla final y las fuerzas de Fidel y el Che vencieron a unos mercenarios entrenados por la CIA. Hay muestras de balazos de avión en varios edificios como prueba. Y llegamos al Hostal de Magalis.
Una sencilla casa con 2 habitaciones muy pulcras y la esmerada atención de Magalis. Después de sacar las alforjas a salimos a recorrer la zona y nos sorprendimos ante una playa apropiada por los Hostales llegando prácticamente hasta el agua. La playa pública era pequeña y descuidada, además el agua era mezcla de mar y rio.
Desayunamos temprano ya que el día se presentaba caluroso y salimos. Rectas larguísimas a veces con viento de cola o de costado por un camino bastante roto y rodeado de arbustos.
Pasamos una villa turística llena de casitas, una cueva de peces de colores, y una playa de corales para hacer buceo y por fin Playa Girón donde nos agarró otro aguacero. Íbamos entrando al pueblo cuando una señora nos llama, otra vez la mano de Margarita, nos estaban esperando y luego de entrar las bicis nos obsequian con unos ricos vasos de jugo Guayaba y una empanadilla dulce muy rica del mismo fruto.
Dejamos todo y con las bicis nos fuimos a almorzar a la playa, comimos pizzetas y nos maravillamos con sus playas una verdadera pileta de agua tibia totalmente transparente. Volvimos ya de noche para cenar, bañarnos y a dormir.
Al otro día desayunamos y partimos para pasar el día en la playa, a Gra la esperaba unas chuletas de pescado recién sacado y a mi unas de cerdo todo a la parrilla (exquisito). Volvimos temprano para ver el Museo de Girón.
La ruta a “Cienfuegos” por dónde íbamos a ir está cortada parece que el Huracán se llevó un puente, única ruta volver a la Carretera Nacional y volver a bajar. Esto motivo que salteáramos esta ciudad y en Micro fuéramos directamente a “Trinidad”

La Ciudad de las luces y el buen beber 16/11
Después de 3 horas llegamos a “Trinidad” donde nos esperaban del Hostal, pero nos llevaron a otro ya que no tenían lugar, donde nos recibió Pipo, con una habitación muy bien preparada. Nuevamente dejamos las alforjas y partimos para Playa Ancón distante 15km. hermosas.
Tres noches en “Trinidad” para descubrir que esta ciudad si tiene noche, montones de turistas y cubanos a juntan para comer y beber en la zona vieja, con negocios abiertos hasta altas horas.
Nos llevamos, muy lindos recuerdos y mucha playa.
La gran duda, se puede subir los “Topes Collantes” con las bicis cargadas, todos nos dijeron que no, que varios se quedaron subiendo con coches y los micros no la suben. Decisión vamos a Santa Clara en micro. Caminando nos fuimos a la Terminal a reservar pasaje, solo reservar, no te pueden vender porque se les cuelga la internet.

La Ciudad del Che 19/11

Las bicis SI, las bicis NI, las Bicis NO. Después de una larga espera las chicas no viajan con nosotros, irán en el siguiente Bus y llegaran 5hs mas tarde. Como no hay otra solución aceptamos. Partimos nosotros, el micro va a “Cienfuegos” y luego a “Santa Clara”, nos espera un taxi y nos lleva al Hostal La Buena Vida, reserva de Pipo. Damos una pequeña vuelta mientras nos preparan el almuerzo, estamos en la zona fundacional de lugar, en la esquina vemos un mural recordatorio de “El Vaquerito” soldado del Che muerto en defensa de su batallón, descansamos y nos vamos en carro a caballo al Mausoleo del Che.
La palabra ¡impactados!, queda chica ante semejante obra recordatoria y de respeto hacia la memoria del Che. Luego de preguntar nos autorizaron a dejar una banderita argentina como ofrenda. No quisimos irnos sin tomar unos mates bajo la mirada del Ernesto Che Guevara.
Hora de pasar por la terminal a buscar a las chicas, íbamos caminando cuando Gra se da cuenta que dejo los cupones en el Hostal, mientras discutíamos que hacer sale a buscarnos la encargada para avisarnos que ya llegaron, pero se niegan a entregarlas sin el comprobante. Tomamos una moto-taxi para recoger los papeles y volvemos rápidamente, por fin las chicas están otra vez con nosotros y volvemos pedaleando.
Comienzan los problemas, en la terminal nos confirman que Vía Azul no entra a los Cayos, que solo entran los chárter. Alquilemos un auto, no hay autos para alquilar en Santa Clara. Difícil decisión viajamos a Cayo Santa María sin bicis y las dejamos en el Hostal junto con toda la ropa de ciclismo.
Mientras nos consiguen un auto, pedaleamos hasta el Tren Blindado, testimonio de la sagacidad del Che en la lucha armada, como logra derrotar a un batallón de insurgentes apoyados por la CIA, que venían en un tren con los vagones blindados y llenos de armamentos. Monumento que se levantó en el mismo lugar de los hechos.
Trescientos metros adelante se encuentra el Comité Provincial Comunista de Santa Clara, el edificio se llama CHE, y en la entrada se encuentra la reciente escultura a tamaño natural del Che con un niño en brazos, esta obra refleja un momento histórico en el que bajo bombardeo de los insurgentes, una madre pide a gritos que salven a su hijo atrapado bajo las ruinas y el fuego de su casa. El che en persona se baja de su jeep entra al edificio y sale con el niño en brazos.

Recreo 21/11
Llego la tan ansiada visita al Cayo, a media mañana nos pasa a buscar un taxi cubano y partimos solo con 2 alforjas, llegando al mediodía, entramos al Starfisch (4 estrellas) y le digo al taxi que espere. En la recepción confirman mi reserva, pero como el Hotel está cerrado me piden perdón y me trasladan a otro Hotel de la cadena, el Sanctuary Grand Memories de 5 estrellas, que es el único abierto. Pagamos el taxi y entramos a la recepción, donde firmamos el ticket de la Visa y nos llevan a la habitación 6119, un lujo, cama súper King sise, heladera repleta de bebidas, 4 botellas de Ron, sala de estar y balcón. Todo all inclusive, por 61 dólares la habitación por día.
Dejamos todo nos ponemos las mallas y a la playa, el hotel está a un 70%, el Huracán le paso directamente por arriba, pero trabajaron y trabajan incansablemente para recuperarlo, todos los días había algo reparado. En él bufet de la playa pedimos unas hamburguesas de carne de cerdo completas con fritas y dos Bucaneros que gentilmente el mozo  trae hasta nuestras reposeras.
Y así van pasando las 3 noches pagadas, desayunando, almorzando y cenando a lo grande, hasta que Gra me dice me quiero quedar una noche más. Ella solita se fue hasta la recepción y se pagó el día sin que nos cambiaran de habitación, eso sí a 180 dólares.
Aquí tampoco hay autos de alquiler

y cuando ya no sabíamos que hacer un mozo nos ofrece conseguirnos un auto con parrilla en el techo para ir a recoger a las chicas y seguir hasta la Habana, aceptamos de inmediato y nos dedicamos a vaguear en la playa.
En un día Lluvioso nos vamos del Cayo Santa María, el auto esperado era un Buick 1950 sin parrilla y el chofer no tenía idea de las bicis, y mientras conducía se puso a buscar un reemplazo que nos esperó en la entrada a Santa Clara, recogimos a las chicas y seguimos rumbo a La Habana.

Final en La Habana 25/11

Apenas llegamos al Hostal de Nieves dejamos las cosas y con las chicas nos fuimos a la Plaza de la Revolución, tomamos la Av. Isabel II buscando un lugar para almorzar pero ya era tarde, llegamos al Malecón buscando un barcito donde habíamos parado aquel 7 de noviembre, pero apenas llegar vimos la imponente figura del Hotel Nacional de La Habana, con Gra nos miramos, y al unísono dijimos vamos a tomar un café. Cenamos en lo de Nieves, en compañía de Adrián que paso a saludar.
Después de desayunar salimos con rumbo a Habana Vieja, que nos pareció otra Habana, con la mayoría de los edificios pintados o en remodelación como el Capitolio y todo lleno de turistas.

 FIN
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Cruce del Túnel Subfluvial (Paraná – Santa Fe) y + (Nov 2016)


Bueno llegó la hora, ese sábado 26 a las 07:30 salimos de casa en la Kangoo con las bicis y un montón de ropa, (no sabíamos que temperatura haría con este clima de mierda), íbamos con ritmo tranquilo pensando que alcanzaríamos a Gustavo y así ir juntos, pero cuando lo llamamos al celu, este nos comenta ya está en Zarate, casi 60km delante y bueno abra que acelerar. Cuando tomamos la RN12, fuimos mirando las estaciones de servicio pero al no verlos decidimos seguir solos el camino a Paraná.
Preguntando aquí y allá, a las 13:30hs entramos a la ciudad, como yo pensaba ir colgado de la camioneta de Gus, no había tomado nota de la dirección de las cabañas alquiladas. Gracias al WIFI de una estación Shell pude abrir el correo y descubrir que íbamos a “Verdes de Guayacán”  y hasta teníamos teléfono del contacto, al cual llamamos y nos dio las indicaciones para llegar.
En la puerta ya están esperando Alejandro y Romina, y mientras llegaba la Sra. para abrirnos las puertas también llegaba Gus con (Matías F, Matías V, Anita, María Ester, Patricia y en auto aparte Pablo, Hernán y Luciano. Ya estábamos todos.
Bajamos las bicis y los bolsos, cada uno se fue a su cabaña preestablecida y reaparecimos disfrazados de Bikers.
Eran cerca de las 05:00 de la tarde hora de hacer el Citi-Tour, pero el tiempo no estaba de acuerdo, el cielo cada vez más negro indicaba lluvia, se largó a pispiar,  la temperatura sería de 36º, salimos igual, subimos la cuesta siguiendo a Matías F. que había encontrado un senda y casi nos matamos, en una tremenda bajada nos encontramos primero con una escalera y luego un canal para el agua, cuando llegamos a la calle ya diluviaba, volvimos. Chorreando agua entramos al quincho a sacarnos la ropa y mientras esperábamos que pare comenzó la mateada.
Los más jóvenes (Matías V., Pablo, Hernán y Luciano), comenzaron a impacientarse y por más que llovía a cantaros volvieron a salir, volviendo más que empapados pero felices.
Domingo 27, el Gran Día.
Amaneció algo nublado pero con ánimos de arreglarse, llegamos a la Plaza de los Inmigrantes y ya era un desbole de ciclistas, Gus apareció con una caja con los Kits para el grupo. Pusimos los números y salimos a calentar subiendo un cerro. Nos encontramos con Tito que con sus 85 pirulos sigue pedaleando y con Horacio Pepe recién restablecido de sus operaciones, que alegría verlos en la lucha.
A las 13:30hs según lo previsto nos pusimos en marcha los 1400 ciclistas, un verdadero ejército recorriendo las calles de Paraná en la búsqueda de la autopista que nos llevaría al Túnel Subfluvial, mientras la Policía y la Gendarmería iba cortando las calles se fue formando la columna. Llegamos al peaje y nos guiaron hacia un estacionamiento mientras despachaban los últimos autos que estaban en la cola, unos 30 minutos después y con un Sol abrazador nos pusimos en movimiento. Entramos al Túnel utilizando todo el ancho, respetando a los demás, cantando, gritando en medio de un sonido atronador. Que ancho es el Río Paraná tardamos un buen rato en llegar a Santa Fe, aquí nos esperaba la Policía Local y más Gendarmería, llegamos a la zona de pesaje de camiones y había paraba de aprovisionamiento con agua fría y frutas secas, buscamos una sombra nos metimos debajo de un árbol y sacamos los sándwich que habíamos llevado. Como a la hora  continuamos pedaleando pasando el puente colgante, hasta llegar a una plazoleta al costado de la costanera santafecina donde nos esperaban con ensalada de fruta y más agua.
45 minutos después emprendimos el regreso por el mismo camino, parada en el pesaje con bananas y naranjas, parada en el peaje y vuelta a cruzar para llegar otra vez a la Plaza de los Inmigrantes cerca de las 7 de la tarde donde nos entregaban un choripán y una lata de birra.
Tremenda, Hermosa, Alucinante experiencia del cruce, fue un gusto hacer más de 500km para participar de esta movida organizada por la gente de Médanos Bike de Paraná.
Lunes 28, Gustavo había planeado hacer una travesía por caminos de tierra hasta Villa Urquiza, 30km de ida, 30km de vuelta, imposible estar de vuelta a las 5 de la tarde para entregar las cabañas. Yo dije conmigo no cuenten con los más de 62km del día anterior ya estaba echo (además sabiendo había llevado la 29 sin suspensión), Gustavo entendió y cambió a volver todos en la camioneta con el tráiler.
Eran cerca de las 9 cuando por fin se pusieron en marcha, Anita en la primera subida desertó, la hicimos volver a dejar la bici, mientras volvíamos a recogerla. Los caminos se encontraban medio blandos por la lluvia, peligrosos para transitar con la camioneta.
Cuando ya faltaba poco para llegar a la balsa que nos cruzaría el Río Las Conchas, Gus freno y nos dijo aquí no paso. Los chicos iban bastante adelante luchando con el barro hasta que llegaron a la balsa, sabía que Gra era la única que me contestaría el llamado, nos pusimos de acuerdo que nosotros llegaríamos por la ruta y que ellos siguieran hasta la playa.
Mientras todo esto sucedía vimos como una 4x4 volvía marcha atrás más de 500 metros por el barrial, confirmando la predicción de Gustavo.
Después de un largo derrotero llegamos a las playas de Villa Urquiza y encontramos al Grupo a la sombra tomando unas birras. Mientras Gus y Yo subíamos las bicis al tráiler el resto pidió unos sándwich y mientras comíamos contaron las peripecias del barro, de los que se cayeron, de los que lloraban sin saber qué hacer con las ruedas trabadas por el barro.
De regreso a las cabañas y luego de bañarse cada uno armo sus bolsos y fuimos partiendo para sus casas menos nosotros que visitaríamos las termas de María Grande a unos 40km.

Gra y Hugo