CARNAVALES EN SAN PEDRO

Después de haberse quedado fuera del viaje a Colonia Suiza, Ceci, comenzó con el,

  •  A donde vamos para Carnaval???

Y trajo todo tipo de información. Al ver ese Hotel en San Pedro y el precio de promoción, No dudamos más y reservamos una gran suite, (a lo Calamaro).

Mientras íbamos por la Panamericana nos dimos cuenta que muchos habían elegido el mismo camino, una fila interminable de vehículos adelante y detrás nuestro nos hacía ir a paso de tortuga. Hasta que por fin llegamos a Campana luego de una hora, donde muchos desvían para Entre Ríos, cuando pasamos Zarate la ruta se limpió y pudimos llegar ya sin demoras.

El Hotel de Turismo es un viejo edificio todo reciclado, situado sobre la barranca con una hermosa vista al Río Paraná, con jardines y dos piletas una cubierta. Nuestra habitación orientada hacia el Rió con un ventanal de pared a pared, nos dejaba ver la costanera y el puerto.
Era mediodía que mejor festejar nuestra llegada, con algún pescado a la parrilla. 

Un cielo con nubes y resolana nos hizo ponernos las mallas y bajar al jardín. Gra fue la única que se metió en la pileta descubierta, el agua estaba muy fría, con Ceci nos fuimos a la otra, con agua caliente. Luego nos quedamos observando el horizonte mientras tomábamos unos mates, hasta que llegó la hora de cambiarse y salir a cenar. Caminando llegamos a la pizzería.

Para el domingo pronosticaban lluvias, pero amaneció más despejado, después de un desayuno frugal¿?!!, nos vestimos de ciclistas y partimos con las bicis para hacer los 20km que nos separaban de La Vuelta de Obligado. Fuimos eligiendo calles por donde circulaba nadie, hasta llegar a la RP1001, nuestro camino, dejamos atrás la zona urbana y la zona de cabañas de alquiler y comenzamos a pasar campos y arroyos con un asfalto bastante deteriorado, alguna que otra subida y bajada, y una brisa a nuestras espaldas que nos hacía muy rápido.
La entrada a este pueblo no se hizo esperar, a medida que nos acercábamos al Parque Histórico Natural, veíamos lo cambiado de este lugar a diferencia de nuestra última visita, ya hace unos años. El hecho que, nuestra Presidenta haya puesto en valor la Batalla que allí sucedió y la reconstrucción de dicho Parque trajo más gente y más negocios.
El lugar me pareció hermoso, el monumento con las cadenas está muy bien logrado y el lugar se encuentra muy limpió y cuidado. No nos pareció prudente quedarnos a tomar unos mates en ese “Campo de Honor” y luego de las fotos bajamos hasta la costa, y al pié de las escaleras que llevan al viejo monumento erigido por la Marina le dimos a los amargos. Luego subimos al monumento mismo. Este lugar se encuentra muy abandonado y sucio, tras lo cual nos fuimos a comer unas ricas pastas.
Una enorme plaza con juegos para niños, fue el lugar para la digestión y luego bajo un Sol abrazador emprendimos el regreso, ahora, la brisa la teníamos de frente, costo mantener el ritmo y todo parecía en subida. Comenzamos a hacer paradas en los puentes para recargar energías. Íbamos subiendo lentamente con Gra delante, Yo atrás y Cecilia que perdía el ritmo, como a 150 metros, le grito a Gra que espere y en eso siento a mi costado una vos que dice.

 -        Vamos a pasarlos.


Me doy vuelta y veo a Cecilia siendo “empujada” por un ciclista rutero, que la llevo toda la subida y la dejo como a 200 metros delante. Después conto que sintió una mano en el “hombro” y el tipo sin decir nada que la empuja, para luego con un saludo dejarla sola allá adelante.
Y así entre risas y comentarios soeces llegamos a un almacén donde paramos a tomar algo fresco, en eso vemos pasar al “gentil” ciclista en sentido contrario. La ruta comenzó a llenarse de autos que también volvían y nosotros decidimos circular por la banquina de tierra cuando ya faltaban unos kilómetros. Entramos a la ciudad buscando una panadería y una vez localizada nos juntamos en el jardín para tomar unos mates. Era el turno de la parrillada.

El lunes amaneció lindo pero ventoso, por la mañana nos quedamos en Hotel, Gra quería a toda costa meterse en la pileta de afuera, pero el agua estaba muy fría, luego de los mates de rigor, almorzamos en el Hotel y luego de la siesta salimos para el Citi Tour, fuimos de aquí para allá hasta que por fin abrieron el negocio donde quería comprar unos porrones de Cerveza, seguimos yendo de aquí para allá hasta encontrar otra panadería y otra vez al hotel para más mates. Esta noche sería Picada con Cerveza Artesanal, en la Cervecería Oliveira (muy rica).

Martes día de regreso, teníamos hotel hasta las 16 horas. Estuvo lloviendo casi toda la noche, pero a medida que avanzaba la mañana se iba despejando, otra vez Gra quería usar la pileta y con su malla nueva salió al parque y se contuvo hasta ver a unos jóvenes que se metían y allí se fue, mientras Ceci tomaba Sol y Yo me cubría con una sombrilla, volvió tiritando pero feliz y así trascurrió toda la mañana, volvimos a almorzar en el hotel y como no había más que hacer emprendimos el regreso, no sin antes hacerme parar varias veces en el camino para hacer las comprar de último momento.

PD: Nos encontramos con un San Pedro muy bonito, con una calle peatonal cortita pero muy concurrida, una costanera espectacular, llena de turistas. Con cosas locas, la “vuelta al perro” la hacen entre dos calles, van y vienen con la música a todo volumen. Una gran mayoría se moviliza en moto, pero no va uno o dos, sino toda una familia con chicos y los cascos no existen. Y sin festejos de carnaval, no hay comparsas ni murgas.

Hugo Nacarado
07/08/2014

De la Montaña al Mar



El 2013 fue un año jodido para mí, cada vez me está costando más salir a andar en bici, Gra le echa la culpa a la Kangoo y a la compu, que cada vez me cuesta más levantar el culo de la silla, y puede ser verdad.
Cuando a los reclamos se sumó Cecilia no tuve más escusas y me puse a organizar algo, y se me ocurrió volver a Bariloche para hacer algunos recorridos simples que siempre nos quedaron en el tintero, como el circuito chico y algo que siempre me quede con las ganas, poder bajar en bici el Cerro Campanario y el López.
Para esto había que olvidarse de la ciudad y alojarse directamente en Colonia Suiza, que ya era atrayente.
A beneficio de Cecilia decidimos tomarnos la primera quincena de febrero, y una vez todo organizado La Ceci se bajó por problemas familiares. Y bueno quedamos solitos.

El 1° de febrero a las 6 de la mañana salimos con rumbo a Gral. Roca, según el pronóstico nos preparamos para tener lluvia todo el viaje, pero apenas tomamos la RN5, el cielo se despejo he hicimos todo el recorrido con el aire a full, después de un extenuante viaje llegamos, en la misma rotonda de entrada hay una parrilla y atrás un hotel. Nos alojamos, me bañe y me dormí La siesta, desperté para cenar y otra vez a dormir. 
Despertamos con un día de mucho calor y cielo despejado, en Piedra del Águila aparecieron las primeras nubes y mientras cruzábamos el Valle Encantado comenzó a caer una llovizna y al llegar a Bariloche se sumaron unas fuertes ráfagas de viento, que me tiraban el auto hacia la banquina. 
Luego de unos 3km de un camino de tierra muy roto llegamos a Colonia Suiza y al Camping Ser (Muy Recomendable) donde nos asignaron un Dormi (ya reservado).
Como era domingo bajamos las cosas, nos abrigamos (hacia unos 10°) y salimos a recorrer la Colonia y al parque de los artesanos donde casi todo es de la familia Goye. Compre un porrón de cerveza artesanal Valais y descubrimos las tortas de la Abuela Goye, inmediatamente Gra eligió una porción repleta de frutas finas con chocolate y crema que gentilmente repartió, insaciable siguió con un waffle también repleto de frutas y cremas, mientas devorábamos estas exquisiteces la llovizna iba y venía. Saciado el apetito de la merienda nos retiramos al Dormi donde tomamos unos mates. En la puerta de la Hostería “Juan Goye” una chica vendía unos panes caseros, pensando en la cena salimos, uno relleno de queso y aceitunas y uno común para el desayuno y de paso nos vendió mermelada de Sauco, la que más me gusta, y ahora si a dormir la siesta.

Amaneció igual, mucho frio, mucho viento y una lluvia que iba y venía, desayunamos y resolvimos ir con la Kangoo a averiguar al Campanario si nos subían y como bajábamos, allí nos enteramos que solo se sube en silla y se baja en la misma silla o caminando, en bici NO. Seguimos hacia Bariloche buscando un cajero, y así llegamos a la ciudad. Por no pagar en estacionamiento medido dejamos la camio 7 cuadras para arriba y bajamos al centro. El Banco Nación tenía un solo cajero y una cola de media cuadra, seguimos buscando otros bancos con la Red Link, y mientras mirábamos vidrieras, cruzamos el Centro Cívico hasta encontrar el Banco de La Pampa, vimos algunas cosas para comparar pero yo me negaba a subir con peso. Volviendo, pasamos por la administración de Parques, donde nos informaron que al López tampoco se puede subir con bicis (me quede con las ganas) pero también nos comentaron que en el Catedral inauguraron una senda exclusiva para bicicletas por entremedio del bosque, que te lleva al Gutiérrez y no es el conocido balcón, también nos informan que ahora se puede acceder al Guillelmo por la reconstruida vieja ruta al Bolsón, unos 11km.

Amaneció parecido, más frío, más viento pero sin lluvia por el momento, bajamos a la playa del Moreno Este (este Lago está dividido por un puente, por eso el nombre) la pared del López nos tapaba el viento y luego de unos mates volvimos al Dormi, donde nos cambiamos sacamos las bicis y no fuimos a hacer un recorrido de 8km que nos llevó hasta la otra margen del Lago por un camino de cornisa. Volvimos para el mediodía, era la hora de las Truchas, decidimos aceptar la oferta de “Aire Sur” típico suizo, (media trucha enorme con salsa al limón, papas rusticas y ensalada, Cerveza artesanal La Cruz y postre), volvimos al Dormi, ya que se había sumado la lluvia, por las dudas compramos más pan relleno.

Hoy parecía que iba a mejorar, nos vestimos de ciclistas con buzo y campera, subimos las bicis a la camio y partimos rumbo al Guillelmo, en Villa Mascardi la entrada encontramos una despensa y enfrente una plaza con bancos, todo nuevo, dejamos la Kangoo y comenzamos un camino de ripio angosto, con subida y bajada que nos dejó en una tranquera cortando el paso a vehículos motorizados. Más descensos y llegamos a la playa del Lago, caminamos unos metros, varios carteles indicaban No Acampar, No hacer fuego, etc. Otra vez en el camino de tierra húmeda y ripio íbamos bordeando la margen del Lago, pensar que esta era la ruta al Bolsón. El cielo se ponía cada vez más plomizo, teníamos la sensación de ser los únicos en la zona, solo se escuchaba el ruido de agua y algún que otro pájaro, de la ruta que estaba allí del otro lado no llegaba nada, por más que se veía pasar algún que otro vehículo. El camino se hizo más desparejo y angosto y sin bordes sobre el lago, y de pronto se transformó en ripio y en piedras, circular se hacía peligroso, una caída significaba un golpe duro, el paisaje dejo de tener importancia y solo veíamos por donde pasaba las ruedas, en una curva ciega encontré un viejo paredón de contención del agua y paramos era el lugar justo para el mate. En un momento la ruta se aleja del agua y se mete en un bosque, estábamos en la mitad del recorrido, la segunda parte fue más salvaje, rocas más grandes que sortear, agujeros hasta llegar al final con sorpresa, deberíamos cruzar un arroyo pero el puente no estaba, así que  ponerse en patas y a cruzar caminando sobre las piedras, me mando primero, no sé qué dolía más el agua frizzada o las piedras en la planta de los pies, el agua me llegaba a media pierna y cruce, Gra que llevaba calzas largas se las subió bien y cruzo. A unos mil metros encontramos la ruta, camino de vuelta a la camio y a las empanadas reservadas en la despensa. De nuevo en el camping decidimos cenar pastas en el Restaurante Patagónico (5 tenedores), sobre la Bustillo. Volver por el camino de ripio en una tremenda oscuridad fue un castigo.

El día otra vez igual, sacamos las bicis y salimos a recorrer el circuito chico, la RP74, mitad tierra, mitad piedra en lenta pero constante subida nos llevó al asfalto, a la derecha el punto panorámico, nosotros tomamos hacia la izquierda a Bahía López, subimos y bajamos y llegamos al arroyo del mismo nombre donde un puesto vende café y comidas rápidas, paramos me tome uno, mientras Gra sacaba fotos, seguimos hasta una bajada que nos dejó en la Bahía, deje que la bajada me llevara pero el viento en contra me hacía ir a 10km/h cuando doble a mi izquierda el viento me tiro, apenas tuve tiempo de poner el pie, tal era la fuerza del viento que penetraba por la bahía que era imposible mantenerse parado siempre estabas luchando. Lentamente nos acercamos al amarradero sacamos unas fotos pero no era lugar para tomar unos mates, así que salimos y comenzamos a subir, llegamos a un mirador donde un puestito vendía artesanías y chocolate caliente, Gracias!!!. Seguimos subiendo y llegamos al puente que separa el Nahuel Huapi del Moreno Oeste, donde el viento era más fuerte y luego de las fotos hasta la entrada del Lago Escondido, para encontramos con un cartel prohibiendo el paso de bicis, salimos bajadita y subida hasta la entrada a Villa Tacul, todo en subida. Llegamos al Bosque de Alerces (solo caminantes) seguimos y nos encontramos con Puerto Pañuelo y el Llao Llao que esta allá arriba, era pasado el mediodía y como Gra no se iba a pagar el almuerzo en el famoso hotel, buscamos otro lugar. Ya estábamos en la Avda. Bustillo, una cuadra más y un coqueto restaurante donde el plato del día era “Guiso de Lentejas” y como no quería dejarlas me las comí.
Llegar a la rotonda de entrada a la Colonia fue un calvario, casi todo iba para arriba, PUFF, PUFF, Gra ya me estaba esperando y nos lanzamos en bajada hasta el puente, sacamos las fotos y seguimos para llegar al camino de ripio (nuevas fotos) y por fin el camping. Rápidamente nos cambiamos, ya estaba por cerrar la Feria Artesanal, él Goye de las truchas al disco nos vendió su última porción y la Goye de las empanadas nos preparó media docena entre carne y más trucha, ahora sí con la cena lista volvimos al Dormi, para descansar, bañarnos y estar listos para la comer.
Estábamos aburridos de tanta inclemencia del tiempo, Gra fue a la administración y pagó la estadía, cambiábamos montañas por Mar, Hola Monte Hermoso allá vamos.
Hugo Nacarado
16/02/2014

La Ruta de la Cerveza - Valle de Calamuchita - Córdoba

Me pase meses armando esta Travesía, desde el Google Earth hasta mapas del ACA. Empecemos por la ruta de llegada al Valle de Calamuchita en Córdoba con la Kangoo: Salimos de casa apenas amanecido y pasamos a buscar a Cecilia, cargamos sus dos alforjas y partimos a las 06-AM, San Juan hasta el fondo, Av. Costanera, Cantilo, Gral. Paz y llegamos a la Panamericana. Cuando pasábamos por Zarate armamos el primer mate, en San Nicolás paramos a cargar Nafta y seguimos. Tal como lo muestra el Google la salida a la Circunvalación de Rosario ésta bien señalizada y como me dijeron paramos para volver a llenar el tanque en la OIL que está allí nomas, esta ruta es un desastre y es de una sola mano, hasta que pasas el puente sobre la ruta 36 y por un tramo se hace de dos carriles nuevita con doble demarcación central. La entrada a la Autopista Córdoba-Rosario también es como en el Google. Llegamos al peaje (8 pesos), que corre lejos de la vieja RN9 y no hay nada de nada. Todavía no era el mediodía cuando llegamos a Villa María, paramos en una Shell, volví a llenar el tanque y pregunte. Sorpresa nosotros debíamos seguir por la RP2, pero me informan que es de tierra y me mandan a tomar la RP187 y luego la RP6 que nos llevó hasta Río Tercero donde paramos para almorzar, y luego hasta Embalse, pasamos los Diques y comenzamos un sube y baja que no había calculado tan duro por la RP5, hasta que por fin llegamos a Villa General Belgrano, pasamos la entrada principal y unos metros más encontramos el Camping La Florida. Luego de armar campamento cambiaditos, salimos a conocer la ciudad, tremenda ciudad alemana trasplantada en la sierra cordobesa. Era sábado por la tardecita y el descontrol ya se notaba. Fui tomando nota mentalmente de las cervezas que me llevaría y al hacerse de noche decidimos comenzar con una Picada Alemana en los Pinos con varios Chops de Brunnen y volvimos al camping.
Domingo, a las 6 de la mañana nos despertó la lluvia, media hora después caía torrencialmente, el agua se empezó a colar en la carpa, reacomodamos lo mejor que pudimos las cosas dentro de la carpa y nos reparamos bajo un gazebo con mesas, comenzó a clarear, preparamos unos amargos hasta que comenzó a parar, cerca de las 9 fuimos a ver los daños. En la de Ceci el agua entro bastante, en la nuestra poco, pero las dos estaban sobre un charco de agua. De pronto apareció el Sol, sacamos las cosas y las pusimos a secar. A las once parecía que todo fue una pesadilla un cielo radiante, me puse a armar las bicis, mientras las mujeres se fueron a la panadería, desayunamos y a la pile. Aprovechando el cierre de la pileta, nos fuimos al centro, a Mak Bier, donde nos prometieron Cordero, como era de imaginar comenzamos por la birra (muy rica), hasta que llego el cordero al horno con hiervas, papas, batatitas y zapallo, (muy, pero muy bueno), hablamos con Max el gerente y Maestro Cervecero, cuando salimos del salón climatizado nos dimos cuenta que debíamos volver rápido a la pileta. Cuando se hizo de noche volvimos al centro de VGB, para cenar y ver el espectáculo en la plaza.
Lunes, otra vez, de 8 a 10 de la mañana llovía, paraba y otra vez. Decidimos atrasar la partida un día, nos cambiamos y con la Kangoo nos fuimos a Santa Rosa de Calamuchita, cuando llegamos vimos que si bien estaba nublado, no había caído ni una gota de agua y hacía un calor infernal. Cecilia había comentado su intranquilidad de circular por la ruta, por lo angosta, sinuosa, transitada y sobre todo por las subidas y bajadas. Realmente con las bicis cargadas, se nos iba a hacer difícil aprovechar las bajadas para ayudarnos a subir. Mi idea de ir a Santa Rosa fue la posibilidad de encontrar otro camino, y a quien mejor preguntar que a Tato Medina, un ex-ciclista profesional y desde hace tiempo dueño de una bicicletería, después de recordar viejos tiempos, me dibujo un camino por tierra más tranquilo, pero más largo y lleno de vados. Después de almorzar en la ciudad, volvimos a la pileta, por la tarde caminamos hasta Hoffmeister Haus, una casa de Té y Confitería al costado de la RP5, donde consumimos cosas ricas y compramos el primer porrón para llevar. Por la noche nos despedíamos de VGB yendo al Viejo Múnich, donde tomamos varios porrones y cenamos una picada artesanal alemana, muy rica pero escasani. Una de las mujeres se pidió una HoneyBier pero parece que la puso muy alegre y no paraba de reírse, tanto así que la llevamos a comer un helado para ver si ayudaba a bajar el contenido etílico, cuando llegamos al Camping lloviznaba.  
Martes, amaneció nublado, dejamos la Kangoo bajo unos árboles al cuidado de Ralf y por fin partimos. Habíamos arreglado con Ceci de ir por la banquina, que por allí parecía buena. Llegamos a la entrada principal de VGB, bien y seguimos, llegamos al cartel donde dice que salimos de VGB y encontramos la realidad, cada ciudad cuida sus banquinas, pero entre ciudad y ciudad el pasto estaba largo, lleno de piedras y zanjas. Así fuimos mechando asfalto en las bajadas y cuando teníamos algún vehículo atrás en las subidas nos mandábamos a la banquina. Llegamos a Santa Rosa, en un tramo plano mi cadena dijo basta y se cortó. Tuve que desperdicias tres eslabones y reparé, pero quedo muy corta y no muy segura, así que resolvimos volver a lo de Medina, íbamos viendo que entrada era la conveniente cuando en un zanjón Ceci se cae, por suerte un par de moretones. Cuando termino la reparación ya era el medio día, nos quedamos a almorzar y luego buscamos un lugar con sombre para una siestita. El calor era agobiante fuimos pasando poblados hasta llegar a Villa Rumipal, donde si debíamos entrar y ya circular por dentro costeando el Lago, que fuimos a conocerlo, que por cierto es hermoso. Seguimos pedaleando hasta que el camino se corta, porque un emprendimiento tiene acceso exclusivo al Lago, esto nos llevó a meternos para adentro, donde debimos preguntar varias veces, antes de perdernos. Hasta que por fin llegamos al Camping Municipal de Villa del Dique. Después de dar unas vueltas por el enorme camping encontramos un lugar donde armamos las carpas, nos dimos cuenta la cantidad de casas rodantes que había, muchas vacías. El tener acceso al Lago y estar a poco más de 100km de Córdoba capital, hace que muchos planten la casa y vayan y vengan. Y nos fuimos a conocer su linda playa, aquí han hecho un playón de cemento que se mete en el Lago, y con boyas han logrado un espacio para que se metan los chicos, más allá las aguas son profundas y bastante frías. Nos sentamos sobre un pastito a disfrutar del hermoso paisaje mientras tomábamos unos mates y se pasaba el resto de la tarde. Se hizo la noche y nos fuimos a conocer la calle principal en bici, cenamos pizza y volvimos. Por la noche nos volvió a llover.  
Miércoles, amaneció nublado, las chicas se fueron a buscar algo para desayunar, mientras yo limpiaba y engrasaba a las otras chicas. Parece que la panadería no es el mejor arte de los cordobeses, como hacía calor nos fuimos a desayunar a la playa, mientras fue apareciendo el Sol. Volvimos a la carpa y llego el mediodía, nuevamente se fueron a buscar unas empanadas que habían pagado y nos fuimos a comer otra vez a la playa. Este lugar tiene la particularidad que la orilla de enfrente está cerca y es un cerro que le da una hermosa vista al lugar, mientras pasaba la tarde, después de la siestita y varios baños en el Lago, se podría ver tras este cerro como se formaba una tormenta con truenos y relámpagos, pero allá a lo lejos. Esa noche la cena reservada fue pollo al horno con papas y una cerveza local “Córdoba”, con unas piedras nos habíamos armado unos bancos y a media luz cenamos. Cecilia y Gra se fueron a dormir mientras yo tomaba un café cuando se desato la tormenta. El sobre techo de Cecilia parecía que se volaba en cualquier momento y la nuestra se arqueaba que parecía que se rompía. Mientras ajustábamos los paravientos se largó a llover, una cortina de agua nos caía encima y el agua comenzó a pasar por las costuras. Con todo embalado y apretaditos para no tocar las paredes de la carpa, me quede dormido. El amanecer trajo más lluvia en forma de llovizna, en un momento que paro salimos y nos encontramos con la pobre Ceci, que se había pasado toda la noche secando la carpa por dentro, sentada en el medio. Cerca del mediodía se compuso y comenzamos a sacar las cosas para que se sequen, nuevamente a lo lejos se veía formándose otra tormenta. Aquí fue donde resolvimos cortar la travesía en bici y continuar con la Kangoo, para eso me fui caminando a la terminal de micros buscando un colectivo que me lleve a VGB, mientras ellas me esperaban secando y guardando. 42 pesos me costó el boleto para hacer 40km, por suerte me dejo justo en la puerta del Camping, cuando entro veo que me habían cambiado la camio de lugar y cuando me devuelven la llave me entero que esa noche granizo. Otra vez en Villa del Dique, guardamos todo y mientras viajábamos concordamos en buscar un lugar en Santa Rosa, que es más o menos en el centro de todo. Así fue como conseguimos un depto. en pleno centro con cochera.  
Viernes, nos encontramos con una ciudad, agolpada de pendejada, donde caminar era un acto complicado, comenzamos a comparar las birras del lugar y cómo íbamos a cenar adentro, las puse en la heladera.  
Sábado, con algunas nubes resolvimos irnos a La Cumbrecita, tomamos la RP5, y doblamos en el acceso, la ruta es un continuo zigzag con subidas y bajaditas, pasamos varios ceritos y valles, hasta llegar a Inti Yaco, donde hay una subida muy pronunciada y luego de pasar la rotonda de Villa Berna otra muy dura con curvas y contra curvas muy cerradas, difíciles y veníamos en bici y cargados, la mayoría la hubiésemos caminado. Luego de la última trepada una curva a la derecha y llegamos a la entrada, aquí hay que dejar los autos, previo pago de $50, tenes acceso al estacionamiento y a que una combi te lleve al pueblo. Hermoso y pintoresco pueblo de montaña, que te hace pensar que estas en suiza, lleno de lugares para comer y para comprar, las calles van acompañando a la sierra y subiendo y bajando llegamos a la Olla, lugar donde cae un chorro de agua en forma de cascada y se formó un pozo muy profundo todo con agua de deshielo, muy pero muy fría, para luego continuar en río. Un lugar muy pintoresco donde el municipio construyo unos bancos y donde nos sentamos a matear. Entre mate y foto iba pasando la mañana, hasta que se encapoto y comenzó a pispiar, la gente reunida comenzó a salir disparada y nosotros también, a medida que íbamos pasando las callejuelas la llovizna se transformó en lluvia, entrando justo a un restaurante que ya habíamos elegido cuando comenzó en diluvio. Plato del día para mí, costillitas de cerdo con papas, para las chicas ensaladas y para todos, degustación de Brerg Bräu, la cerveza local, mientras las chicas le daban al postre yo pensaba como bajaríamos con semejante diluvio. Varias horas después paro, pero las nubes seguían, comenzamos la salida, y resolvimos ir por el camino de Villa Berna hasta Los Reartes, que según nos contaron recién pavimentado. Llegamos a la rotonda a para allí seguimos luego de varias calles en bajada el cartel de entrada a la Villa y se terminó el asfalto, seguimos buscando la villa, veíamos alguna que otra casa detrás de una arboleda hasta que llegamos al cartel de despedida de la Villa. Y la Villa donde esta??. Quisieron seguir y lentamente por el terrible estado del camino fuimos pasando varios emprendimientos en el medio de la nada. Cruzamos un vado (mi primer vado) y llegamos al pavimento en la ruta Los Reartes-VGB, y para allí doble en el preciso momento que comenzó la lluvia, a medida que avanzábamos para VGB la ruta estaba abnegada por el agua, pensé en parar y aprovechar para comprar las cervezas pero llovía a cantaros, salimos a la RP5 y tomamos para Santa Rosa, en esos 10km la lluvia paro y cuando llegamos nos encontramos con una ciudad totalmente seca, porque allí nunca llovió.
Domingo, día de recambio decidimos caminar por el costado del Río Santa Rosa. Me llevaron a la rastra, río arriba y río abajo, de una punta a la otra de la ciudad, por suerte las pude hacer parar en un chiringo, donde picamos un choripán y nos gratificamos con otra Córdoba, volví con un dolor de gemelos insoportable. Esa noche Gra se mandó su receta más mentada, “arroz con pollo”, como siempre riquísimo.
Lunes, día de conocer Los Molinos. En el mapa figura un lugar llamado La Merced, cuando quisimos entrar resulta ser un complejo privado de un gremio, lleno de seguridad. Pedimos permiso, nos dejan pasar a conocer, es como un country con capilla y súper. Seguimos y nos encontramos con la represa Los Molinos, sacamos las fotos, seguimos y encontramos el cartel de Villa Ciudad América, seguimos hasta encontrar el cartel “Acceso al Lago”, por un camino de tierra poco utilizado llegamos, el lugar era bastante agreste y sin casas ni nada a la vista. Bajamos a caminar, encontramos el camping donde debíamos alojarnos si seguíamos en bici, bastante abandonado, el lugar parecía bastante deprimente, en la orilla de enfrente se veía más vida, dimos vuelta con la Kangoo y sin querer estábamos otra vez en la ruta y salimos de V. C. América y encontramos “Potrero de Garay”, con casas realmente importantes y accesos privados al Lago, varios complejos de cabañas y dúplex y una bajada a la playa muy grande y cuidada. Dejamos la camio a orillas del Lago, más allá un grupo de gente había bajado una lancha y una moto de agua y hacían piruetas. Gra probó la temperatura del agua y luego nos pusimos a tomar unos mates y a tomar Sol. A unos metros sobre la orilla se vea un complejo tipo boliche bailable que resultó ser un parador donde almorzamos, rico y barato, el lugar tenía hasta pileta para uso de los clientes. Comenzaron a aparecer las nubes y corría un viento bastante frio. Y decidimos seguir camino, siguiendo ahora si por el asfalto nuevo de este lado del Lago fuimos dejando éste atrás hasta llegar a la intersección, donde días antes tomamos la ruta viniendo de Villa Berna. Nos encontramos con Los Reartes, que antes en medio del diluvio ni vimos. La chica de informes nos atendió muy bien y bajamos al Balneario sobre el río del mismo nombre. El Camping es abierto, a continuación el Balneario donde por varios pesos te alquilan todo, mesas con bancos, parrilla y uso del baño. Nosotros a orillas del rio volvimos al mate hasta que el Sol se fue y emprendimos el regreso. Como esta ruta lleva a VGB, aproveche para hacer la tan mentada compra de birritas, dejamos la camio donde pudimos y comenzamos el tour, íbamos de negocio en negocio hasta llegar a Casa Juan donde compre 22 porrones y me dieron una caja, evidentemente así no podíamos seguir caminando porque además de estaban las bolsas de alfajores y mi nueva remera. Traje la Kangoo mientras Gra y Ceci me esperaban en un banco y cargamos todo y ahora si volvimos a Santa Rosa.
Martes, nos faltaba conocer La Cruz y para allí salimos, tomamos para Embalse y por una ruta que pasa frente al complejo vacacional creado por Evita en los ’50 y por la Central Nuclear Embalse. La Cruz un poblado muy bien organizado con calles de tierra pero cuidadas, en el río del mismo nombre hicieron un embalse y formaron un piletón con lecho arenoso. Aquí también te alquilan todo, pero como era martes nadie nos pidió nada, el día estaba hermoso nos metimos en el agua y luego almorzamos en una parrilla. Ya tarde se volvió a poner feo y partimos.  
Miércoles, como no íbamos a salir me pase en día organizando las birras para que lleguen sanas a casa, y luego ordenando todo en la Kangoo, cada vez voy mejor, pude poner las bicis completas, la caja de birras, aislantes y bolsas de dormir y varias cosas más, todo atrás, dejando los asientos vacíos para las alforjas de ropa y las bolsas con las compras. Las mujeres salieron y entraron varias veces, por la tarde se fueron a una Feria Artesanal y cuando salimos a comer la pizza de despedida ninguna quería cenar, solo me acompañaban y como el lugar estaba repleto con muchas personas esperando su turno, compramos una en un delivery y nos fuimos al depto. donde cene solo con la última birrita fría que quedaba.
Fin
Hugo Nacarado - enero 2013

CON LA CAMIO POR LAS PLAYAS DE RIO NEGRO



Ciclísticamente el 2011, fue para nosotros un año de mierda, para febrero después que volvimos de Pehuenia, Gra comenzó a sufrir una artrosis en el hombro derecho que la hizo bajarse de la bici y la llevo a una operación que recién le permitió volver a subirse a principios de diciembre.
Con semejante año, los planes de hacer una travesía este verano, quedaron en los papeles. Pero como algo hay que hacer, resolvimos realizar una travesía pero con la nueva Kangoo, hacia playas donde es difícil llegar en bici, como el circuito de Río Negro.

*Salida
El 10 de enero, salimos de casa con destino intermedio de Monte Hermoso, donde pararíamos unos días para aclimatarnos. Como era de esperar después de pasar una noche de casi 30º, el pronóstico de lluvia en el viaje, se cumplió. Llegando a Azul el cielo se puso negro como la noche y se largo un diluvio, que duro muy poco, pero nos sirvió para probar la Camio en esas circunstancias. Para cuando llegamos a Monte estaba apenas nublado, nos dirigimos directamente al Hotel Saúl, nuestra base en anterior visita. Dos días fueron suficientes para ya estar arrebatados por el sol y habiendo disfrutado de las playas y los churros de esta hermosa ciudad, decidimos partir. Era época de crisis de combustible y después de más de una hora de cola, logramos que nos vendieran 100 pesos pero de nafta Premium, la más cara.

*Desierto, Mina y Playas
Para evitar la colita de la Provincia de Buenos Aires, el camino más directo es desviarse después de Bahía Blanca hacia la Pampa por la RN33 y cruzar el desierto por Rio Colorado y desde allí desviarse hacia la costa por la RN251 a San Antonio Oeste, empalmando nuevamente con la RN3 y de allí directo a Sierra Grande y el desvió a Playas Doradas, nuestro destino.
Buscando una estación de servicios, sin darnos cuenta entramos al centro de Bahía, donde pudimos llenar el tanque y nos informaron como salir, debimos volver a preguntar varias veces hasta ubicar la ruta deseada.
Durante el trayecto constantemente iba mirando el marcador de combustible y tratando de no excederme en la velocidad para no incrementar el consumo. En Río Colorado pudimos llenar el tanque y al entrar a la RN251 comencé a subir la velocidad a 140-150km/h, ya que íbamos solos, esto hizo que el medidor bajara también velozmente y al llegar a la última rotonda donde debería estar la estación de servicio, y verla en refacción hizo que en vez de tomar el desvío a la RN3 entre directamente a la ruta que lleva a Las Grutas.
Muy gentilmente en la oficina de informes del balneario, llamaron a una estación en mi camino, para verificar la existencia de nafta y me indicaron como llegar. UFFF, con la tranquilidad de tener otra vez con el tanque lleno, llegar a Sierra fue un trámite, habíamos visto en la ruta varios carteles de publicidad de este balneario pero una vez en Sierra, no había indicios y debimos pedir ayuda.
Tras 8km de asfalto y 22km de desastroso ripio con serrucho llegamos por fin a Las Playas Doradas.
Pequeño poblado en formación, con un hotel, muchas casas y deptos en alquiler y dos camping, varios almacenes, algunos restaurantes, y una heladería-café, son la escasa infraestructura, pero con unas playas extraordinarias de agua cristalina y cálida. Y las famosas MAREAS que afectan a todo Río Negro.
Gra como no podía ser de otra forma, inmediatamente se puso a estudiar el tema, haciéndose una experta en mareas, sabía perfectamente a qué hora se cumplía la pleamar y cuando la bajamar, así sabíamos si teníamos que caminar 3 cuadras para llegar al agua o la teníamos allí nomas.
Nos quedamos en el Camping UNTER, donde todos armaban carpa pegado a la pared medianera por los vientos, que que por suerte no sufrimos.
Nos comentaron que pasando el muelle de la antigua Hipasam (La ex-minera de hierro, hoy MCC, de capital Chino), había un camping abandonado hace mucho tiempo con unas playas hermosas, así luego de desayunar nos fuimos con la Camio por un camino de ripio arenoso, llegamos al muelle de embarque y a la cementera pasamos las casitas de los trabajadores y encontramos lo que fue un camping muy bien puesto con un estanque australiano como piscina con escalinata de lajas y mucha arboleda, un largo camino llevaba al mar, pero decidimos volvernos por lo abandonado del lugar.
De camino al pueblo entramos por varios senderos hacia la playa, pero en todos los lugares las restingas hacían imposible llegar hasta el agua.
Volvimos a la Dorada disfrutando todo el resto del día. Cuando volvimos al camping este se estaba superpoblando, después de pasar tres días a puro sol, playa, mate y churros, resolvimos seguir el camino.

*Las Grutas (¿Playas?)
Salimos al desastroso serrucho, a una velocidad tranqui y llegamos al asfalto y a la RN3, nos metimos a una YPF y luego de una interminable cola nos volvieron a cagar y debimos llenar el tanque con la súper cara PREMIUM.
Un viento de cola nos hacia ir bien rápido y así llegamos a Las Grutas, que también estaban súper pobladas, en el centro de información encontramos a un señor que nos ofrecía un depto por tres días a razón de 300 la noche; según Gra que lo visito el lugar era medio deprimente y a unas 10 cuadras de ripio del mar, en el listado que nos habían dado vimos otro por la misma plata y con vista al mar, pero el dueño solo podía alquilarnos por un día. Ya nos estábamos yendo cuando el dueño llamó a un amigo y consiguió que este nos alquilara por los otros dos, también con vista al mar, frente a la bajada "La Rinconada", donde empiezan las Grutas.
Bajamos los bártulos y cruzamos para conocer esta muy reconocida playa. Nos recibió una muy buena pasarela, mitad cemento, mitad madera, que se convertía en escalinata y bajamos hasta unas piedras, a la derecha el parador que da nombre y a la izquierda una terraza sobre la duna que se usa para tomar sol, como para la pesca cuando el mar esta crecido, justo como en ese momento. Luego de ver a toda la gente amontonada nos fuimos a comprar la comida.
Balneario: integra el Golfo de San Matías, con una extensión mayor a los 5km de playas están cercadas por dunas de rocas de arena solidificada y al producirse la pleamar las olas rompen sobre estas, cuando se produce la bajamar dejan al descubierto una playa de más de 1 km., en su mayoría cubiertas de Restingas (resto de las rocas enterradas a ras y por efecto del agua de mar, muy resbalosas), para pasar esta cadena rocosa se han realizado varias bajadas.
Luego del almuerzo y una siestita, con la Camio nos fuimos más al centro parando en la Bajada "La Rueda", a pie descendimos el tobogán, el mar se encontraba en bajante pero todavía llegaba hasta las rocas. El espectáculo era alucinante, la gente sentada en sillas o reposeras, todavía comiendo, los chicos correteando por el agua, mientras ésta golpeaba a la gente y cuando se retiraba se llevaba lo que encontraba suelto: ojotas, ropa, comida o restos de comida, mientras se producía un gran bullicio y la gente trataba de recuperar sus cosas. Como era bastante tarde dejamos este espectáculo, bastante dantesco y en la primera escalera subimos volviendo a la
Camio, como quería conocer el centro, por una calle interior entramos a la Avda. que lleva a la publicitada "Bajada Dos", donde llegamos caminando, una tremenda rampa de cemento da acceso a la playa, a la derecha un parador impresionante de 2 pisos y balcón pintado de verde, la bajamar se estaba produciendo dejando ver el agua allá a lo lejos y una multitud disfrutando de la arena, aunque con un cielo nublado y posibilidades de lluvia. La calle daba acceso al conocido Crown Hotel-Casino y una infinidad de comercios gastronómicos y el comienzo de la peatonal, larguísima calle llena de negocios y de gente que desemboca en un shopping, comenzamos a pasear, descubrimos cerveza artesanal que compramos y regresamos al depto para cenar.
Durante la noche estuvo lloviznado y amaneció peor, debíamos cambiarnos de depto, volvimos a cargar a la Kangoo y cargados fuimos a conocer "Piedras Coloradas" por un camino de ripio y arenilla con fuertes subidas y bajadas. El balneario tiene a su izquierda unas casillas humildes, vivienda de pescadores, su playa es limpia cortada en dos por unas Piedras Coloradas (formaciones rocosas son del período precámbrico), que dan una imagen particular al lugar, un parador cerrado (por el clima ¿?), otro en construcción, más allá de la piedras una hilera de sombrillas de paja muy caribeñas y un kiosco. Lamentablemente el día no ayudaba y el lugar solo estaba concurrido por visitantes pasajeros como nosotros.
Mareas: Según Gra que me explico la cosa, es más o menos así, cada 6 horas el mar se mueve para arriba y para abajo, produciendo las mareas, el agua comienza a retirarse de la costa y luego de 6 horas llega a su punto más bajo (bajamar), se queda así entre 20 a 30 minutos según el viento y vuelve a subir tardando otras 6 horas en llegar a su punto más alto, ósea pleamar, esto hace que un día por la mañana el mar este aquí nomas y al otro día por allá a lo lejos. Muy complicado para el turista.

Volvimos a Las Grutas, seguimos hasta la Bajada, "Terrazas al Mar", por el complejo habitacional, y caminamos por la playa, a lo lejos se veía otras playas que parecían buenas, pero estas se encuentran dentro de una Reserva Acuífera y Ambiental, y una señorita Guarda Fauna no permitía el paso. Luego de mudarnos y almorzar, cruzamos a la Bajada "La Rinconada", pudimos apreciar que cuando sube el mar tapa 7 escalones de la escalera, pero al estar bajo descendimos y nos sentamos sobre unas piedras a tomar resolana y a matear. Volvimos al centro pero esta vez, más lejos y por la avda costanera dejamos la Camio casi en la puerta del Casino. El tiempo había mejorado y bajamos a la playa en "Bajada Dos", fuimos caminando hasta el agua a 100 metros y nos encontramos con una mar roja, producto de las algas, hasta unos 5 metros de la orilla, después el agua se tornaba verde y más adelante ya tomaba su color normal. En todo momento recibías una oleada tibia y al rato una oleada fría (no tan fría como Mardel), el efecto era relajante y placentero. Así estuvimos un rato hasta que Gra vio a un Prefecto (las playas están bajo el control de Prefectura), y se acerco a preguntar. Éste nos explicó que las algas por efecto de la bajamar se queman al sol y al subir las trae a la costa. También nos comentó que el no creía el cuento de la marea de Brasil, que el agua se calentaba por efecto de un volcán submarino en el Golfo. Después de escucharlo por bastante tiempo decidimos tomar un café en el Parador Verde. Y luego nos fuimos caminando a la peatonal, en el shopping nos encontramos con comida mejicana y le entramos a unas fajitas y a unos tacos y nos fuimos al depto.
Otra vez amaneció con ganas de llover, volvimos a "Las Terrazas del Mar", para tomar unos mates y mientras charlábamos con otros turistas se nos hizo la hora de almorzar, aproveche el tiempo y le di una lavada de cara a la Kangoo, que aparte de la sal y la tierra también recibió cenizas del puto volcán chileno y volvimos al centro para despedirnos de este Alucinante lugar.

*Más playas y Conchillas
Destino a San Antonio Oeste (SAO), apenas 16km. La calle principal que nos llevo al mar, a un parador todavía cerrado y a unas sombrillas caribeñas, pero con playa de canto rodado, estábamos en Punta Verde, el cielo anunciaba lluvia, solo una señora tomaba resolana, a lo lejos se veía el humo de dos chimeneas de una empresa de productos tóxicos, preguntamos por el balneario La Mar Grande, que figuraba en los planos y nos indicaron un camino arenoso hacia Las Grutas y totalmente desolado, que no nos invito a recorrerlo. Llenamos el tanque en una EG3 y nos cruzamos a San Antonio Este (SAE), 60km, antes de entrar pasamos por la enorme playa Las Conchillas y seguimos, SAE es un puerto de aguas profundas por donde sale y entra infinidad de conteiner, su población es muy escasa, apenas unas casa y 4 ó 5 restaurantes para los choferes de los camiones y para la tripulación de los barcos, fuimos hasta un mirador donde había un camping, también con sobrillas caribeñas y nos volvimos para hacer camping libre tras los médanos en Conchillas, donde habíamos visto varias carpas y casas rodantes, encontramos unos tamarindos que nos cubría del supuesto viento del mar y armamos la carpa, para llegar a la playa había que cruzar un médano de más de un metro de alto, de restos de caracoles y en la cima te encontrabas con unas playas interminables de agua limpia.
A lo lejos veíamos como se juntaban autos y la gente bajaba a disfrutar, quedándose cerca del parador Los Caracoles, único en el lugar. Al mediodía el cielo se había limpiado y el sol pegaba a pleno, caminando fuimos a probar suerte con el parador. El plato de rabas que cominos estaba tan rico que repetimos.
A la vuelta, nos sentamos a la sombra en muestras reposeras y Gra preparo café y nos dormimos una siestita.
Como a las 17hrs volvimos a la playa y cuando se estaba haciendo de noche nos llegamos hasta SAE para cenar, volvimos a la carpa, no sin antes disfrutar de un hermoso cielo estrellado y nos acostamos a dormir.

*El camino si, el camino no, mejor El Cóndor
Las Conchillas es un lugar para quedarse unos días, pero sin servicios es hincha bolas, bañarse en el mar y no sacarse la sal es para chicos. Volvamos a la civilización.
Originalmente desde aquí, tomaríamos la ruta de la costa conociendo playitas perdidas, pero el camillero de la salita en SAE, nos informo que a 70km la ruta estaba intransitable para autos comunes, la duna avanzó sobre el camino de ripio y no tenía noticias de que la hallan limpiado. Con esta info salimos a la RN3 con destino a Viedma, la futura Capital del país, junto a Carmen de Patagones, así lo decreto Alfonsín, o ya quedo en la nada, no sé. Entramos con la misión de llenar el tanque, por las dudas y luego dirigirnos hacia El Cóndor, en la YPF nos mandaron a la Petrobras y allí nos atendió un muchacho vestido con ropa de YPF, Non entendo.
Nos metimos por la costanera del Río Negro, encontrando un barrio muy paquete, con hermosas casonas, hasta llegar al puente del viejo Tren Patagónico y desde allí tomamos la ruta al Balneario.
Traspasando la arcada de entrada encontramos, una calle muy tranqui, con una gran plaza a nuestra izquierda y casas a la derecha, unas pocas cuadras pasando la poli y algunos mercaditos y llegamos a la rotonda con la avda costanera y la playa. En este lugar la playa es inmensa y apenas si se puede ver el agua, a lo lejos hay un parador, y para llegar tiene 2 ingresos de autos hasta ese parador. Era pasado
el mediodía y el lugar recomendado para almorzar fue precisamente el restaurante del camping Los Trentinos, que tenía un lugar justo para nosotros, dejamos la Kangoo en el lugar de la carpa y nos abalanzamos al comedero. Más satisfechos, armamos y decididamente nos fuimos a conocer las playas, que en este lugar no son tan anchas, plantamos sombrilla, dejamos las reposeras y la bolsita matera y al agua. Todo estaba en su justa medida, ni tan lejos y tan cerca, bastante cálida, limpia de algas, disfrutamos de unos mates con las donas de Homero, hasta que se nublo y comenzó la llovizna que al rato se transformo en lluvia y salimos corriendo, mientras en el horizonte los rayos caían al mar. Llegamos cuando la lluvia paso a torrencial y nos protegimos dentro de la Camio, viendo como el camping se llenaba de agua y rogando que nuestra carpa se hallara en una zona alta. De pronto comenzó a granizar, pequeña pero constante, no muy convencido corrí la Camio más abajo de los arboles, pues el viento arreciaba y eran eucaliptus. Al poco tiempo paro, quedando una llovizna molesta y salimos de la Kangoo para ver los destrozos, nuestra carpa resistió, solo algunos sectores estaban húmedos, nada que ver con otros acampantes donde el agua les había ingresado, mojando todo lo que se encontraba dentro de la carpa. Gra se fue a comprar fiambre y bebidas, mientras yo arme la soga para colgar las bolsas de dormir un poco humedas y ya de noche a dormir.
Amaneció con viento norte y encapotado, nos fuimos a matear a la desembocadura del Río Negro en el mar, una playa de arena impresionante llenaba el lugar, dimos una caminata y protegiéndonos del viento detrás de unos gigantes tamarindos, pasamos la mañana, no fuimos los únicos en elegir este lugar, constantemente llegaban autos, de golpe el cielo comenzó a limpiarse y el calor subió, era el mediodía y hora de volver al camping.
Luego de unos sándwich volvimos a la playa, volviendo a matear con las donas. Esa noche se largo una tormenta con lluvia que nos sacudía la carpa y nos mojo los toallones que quedaron a la intemperie, una razón más para emprender el regreso.

*Monte el lleno, pero hay que hacer cola
Ahora hicimos la colita de Buenos Aires, cruzando a Patagones, en un rápido trámite entramos nuevamente a Monte Hermoso, nuestro salto a casa. Fuimos a nuestro hotel, pero estaba lleno, nos enteramos que la temporada estaba a full, luego de mucho girar llegamos al camping YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes), había lugar para acampar con “baño privado” por 155 el día, nos dieron la llave del baño 2, y armamos la carpa, nos inflaron el colchón y a gozar de los privilegios, agua caliente gratis, reposeras en la playa, salvavidas personal, cajas con juegos, actividades para todas las edades, venta de bebidas y galletas en la playa firmando, sin pagar en el momento, etc., etc.,. Los tres días que nos quedamos no ayudaron, un tiempo complicado. Por suerte después de hacer una cola de casi dos horas logramos llenar el tanque y al día siguiente volvimos.
FIN

TRAVESIA AL LAGO RUCACHOROI Y POR EL CIRCUITO VILLA PEHUENIA



Después de tantos años de haber armado esta travesía por fin se dio. Recuerdo que todavía no habíamos comprado la Chata y los problemas de llegar a Aluminé, eran grandes, aun hoy no hay transporte directo y se debe hacer trasbordo en Neuquén, que hasta había planeado llegar pedaleando desde Zapala. Sin duda haciéndolo desde el Google es fácil, después la realidad de las alforjas, te demuestra lo contrario.
Cuando ya estaba todo listo, se nos unió Ceci, que después en el camino fue una ayuda. Demostrando que No siempre tres es Multitud.
Sábado 8 de enero
Como era previsible desde que salimos con la Caddy, siempre empezamos con lluvia. A las 5 AM bajo una fuerte lluvia subimos a la autopista, con nosotros, las bicis y los bártulos, para Pehuajo, asomó el arco iris y el buen tiempo nos acompaño. Después de lograr cruzar la Ruta del Desierto, me encontraba bastante cansado y las mujeres decidieron hacer escala en Neuquén, capital.
Domingo 9 de enero
A las 10 AM volvimos a la ruta, realmente el descanso me hizo bien, para soportar la tediosa ruta a Zapala y los tremendos km de ripio desde 1ros Pinos hasta el puente en el Río Aluminé.
Por fin llegamos al Camping Piedras Verdes, usado por GG y me desilusioné, muy concheto y caro, con los únicos baños allá a lo lejos, eso sí con pileta de natación y un paisaje de ensueño.
Después de almorzar y vaciar la camioneta, nos fuimos al pueblo de Aluminé, para conocer, averiguar y armar la visita al Lago Rucachoroi (Casa de Loros, en Mapuche), nos quedamos haraganeando hasta la hora de la cena, donde la mujeres probaron la regional salsa de Pehuén y nos rompieron el que te jedi.
Lunes 10 – Rucachoroi
Temprano ya estábamos en la estación YPF, para dejar la Caddy y empezar el pedaleo. Ceci en el armado perdió un resortito de cierre rápido y comenzó a tener problemas de centrado.
El trazado del camino es una vieja huella Mapuche, en un constante, sube y sube y baja muy poco. A los 10km dije basta y mientras las chicas seguían yo me volví a buscar la Caddy, pare en el súper y compre el almuerzo y gaseosa bien fría, y salí a su búsqueda las encontré 5km más allá de donde las deje. Les saque todo el peso que llevaban y desde allí hice trabajo de apoyo y fotógrafo. Para cuando llegamos a la comunidad se habían tomado todo lo frió y compre otra gaseosa en un almacén.
El Lago realmente en mágico, enclavado en un lugar hermoso, comimos a la sombra de unos Pehuenes, mirando el lago y a una familia de patitos salvajes. Después de almorzar tomamos una senda que nos llevo casi hasta el otro lado de lago.
Volvimos hasta Aluminé para comprar la cena y al camping.
Martes 11, Piedras Verdes a Los Caprichosos
Comienzo de la Travesía, luego de armar todo y decidir alivianar las alforjas, llevando solo lo imprescindible, subimos a la ruta y comenzamos lento con unos 9 km fáciles por el asfalto, pero al llegar al desvío nos encontramos con un ripio muy suelto y de piedras grandes, además con un constante viento en contra, que se iba incrementando a medida que avanzaba el día, como así también la temperatura.
Unos km antes del puente a la estancia Pulmarí, encontramos a una casa donde pedimos agua fría, si bien teníamos el río al costado de la ruta el desnivel era grande dificultando el acceso. Pasado el mediodía encontramos una entrada hacia el río, hecha para pescadores y nos metimos, encontrando un lugar a la sombra y fresco junto al río para almorzar. Apenas un par de empanadas y unas frutas y después de un descanso continuamos.
Entre las cuestas y el viento, andar se nos hacia pesado. Nos alegramos al llegar al lago, pero era solo el de los Giles, seguimos hasta el Resort de Piedras Pintadas y nos encontramos con un Pulmarí, totalmente cercado y sin vegetación. Seguimos y luego de cruzar un par de valles nos encontramos con una maquina de vialidad, que supuestamente arreglaba la ruta, pero lo único que lograba era una gran polvareda, aumentada por el fuerte viento que comenzó a soplar, a tal punto que en un par de oportunidades casi nos tira.
Comenzamos a pedalear las bajadas, hasta que encontramos el cartel de Camping a 2km, el Camping Los Caprichosos, es una chacra con algunas vacas y ovejas y como tiene acceso al río da camping a los pescadores, decididamente nos quedamos, mientras saboreamos unos amargos la temperatura bajo rápidamente, cortando el mate para bañarnos y porque la casa no tiene luz.
La Sra. Laura nos preparó un cordero con papas al horno de leña, y luego de unas birras nos fuimos muertos a dormir.
Miércoles 12, Los Caprichosos a Eco Camping
Nos despertamos tarde, desayunamos tarde y salimos retarde. Según el cartel solo 5km al Lago y 3km más al camping.
Volvimos a ingresar al Parque Nacional Lanin, y llegamos al Lago Norquinco y a la comunidad, todo muy lindo pero el Eco no aparece, y así cuando el camino ya se separa del lago, subimos una cuesta y allí está, por fin. Justo, justo, como no tenemos auto nos ofrece el lugar privilegiado para ciclistas, zona “los franceses” junto al arroyo, lejos de todo.
Después de desarmar los bártulos, en bici volvimos al bar para almorzar y dejar que nos rompan el culo, con los precios.
Este Eco-camping, es muy conocido, y muy concheto por su dueña, la misma que el día anterior nos cruzo en el camino, dejando atrás una nube de polvo a mas de 60km/h, haciendo caso omiso a mi pedido de que frenara un poco. También en muy conocido por sus paneles solares, pero hasta el día de hoy, no les encuentro uso, pues la luz que de 9 a 22hs, proviene de un motor a nafta.
Después de armar las carpas, Gra insistió en volver hasta la casa del guardaparques, para conocer unas cascadas escondidas, así desandamos el camino, cruzando el puente e ingresamos al santuario del guardaparques, recorriendo unos senderos increíbles y unas cascadas alucinantes, cuando ya caía el sol volvimos para cenar la sobra de las empanadas y el resto de sándwich de mila, que traíamos de Aluminé.
Jueves 13, Eco a Bella Durmiente
A las 10AM salimos los cuatro, Ceci, Gra, Yo y nuestro inseparable compañero, el viento de frente, pero esta vez acompañado de frío, bastante frío, también vinieron las nubes y las ganas de llover. Con estas perspectivas no pusimos en movimiento, subimos una loma, doblamos a la izquierda y ahí nomas estaba el Lago Nompehuen, cruzamos un puente y comenzamos a cruzar un valle más lindo que otro, todas las laderas de las montañas tapizadas de Pehuenes, con una ruta zigzagueante. Cada vez hacia más viento y cada vez se ponía más feo, hasta que decidimos parar para tomar una sopita caliente en el Arroyo Remeco.
Tomábamos tranquilamente nuestra sopita cuando comenzamos a sentir las primeras gotas, y cada vez más. Para no mojarnos estúpidamente, sacamos nuestra carpa y la armamos rápidamente, y con el cubre techo de la carpa de Ceci, tapamos las bicis, para que dejar que se mojara todo.
Dentro de la carpa calentamos agua, para un café, mientras veíamos llover, algunos aburridos hasta nos dormimos una siesta. Como a las dos horas comenzó a parar, nos acercamos hasta el camino para ver su estado y como el cielo parecía abrirse decidimos continuar.
Pasamos una hermosa cascada allá bien alto, el paisaje continuó siendo maravilloso y ya cuando el Sol bajaba, llegamos a Moquehue (Tierra Fértil), y para sorpresa nos encontramos con una población bastante grande, con varios negocios para la construcción y con varias casas de fin de semana. Directamente fuimos hacia la Hostería La Bella Durmiente, pero no había lugar, volvimos hacia la Hostería Melewe y tampoco, recomendados fuimos hasta la Casa de Té, que tiene dormís y tampoco. Evidentemente estaba escrito que haríamos carpa, casi oscureciendo llegamos hasta el Camping de la Bella Durmiente, donde nos atendió la misma chica de la Hostería, así que pusimos las carpas, nos bañamos y nos fuimos a cenar a ese lugar.
Melón con jamón, fideos caseros con estofado de pollo, pan casero, postre y vinito, rico, rico y barato.
Viernes 14, Bella Durmiente a Lagrimitas
Cuando salí de mi bolsa de duvet, no lo podía creer, todo el césped escarchado por el rocío, por un sendero llegue al Lago y estaba todo cubierto de bruma, por suerte el cielo totalmente limpió prometía un día espectacular.
A la hora de salir, la temperatura había levantado, como para remera. La ruta mayormente va costeando el Lago Moquehue y el espectáculo es fabuloso, lleno de pehuenes, no por nada esta zona se llama “Tierra Fértil”. Nuestro inseparable compañero, el viento, había desertado y esto nos permitía disfrutar más la pedaleada, hasta que llegando el mediodía, apareció otro compañero, el AUTO, constantemente nos pasaban como venían, como si nada, llenándonos de tierra.
Así, poco a poco, íbamos pedaleando, hasta que de pronto, BAJADAAAA, 30, 40, 42, veo la subida pero con el impulso subo sin darme cuenta, y otra BAJADAAAAA, tomo más velocidad, allá a lo lejos veo a Gra y Ceci que me esperan para la foto con el cartel y SI, SI, ASFALTO, el tan querido y extrañado ASFALTO.
Luego de la foto, les digo ADIOS, ya que son 8km y casi todos en bajada. El cartel dice MAX 60, yo vengo a 68, paso un auto en medio del zigzag de la ruta, el tipo se pone como loco, y acelera, pero como hay doble raya amarilla y voy por el medio de mi senda, no puede, en medio de una curva grande, se pone de contramano y me pasa a más de 100, en el preciso instante que llegamos hasta el puesto de gendarmería, lógicamente es detenido, mientras yo paso saludando tranquilamente.
Comienzo a frenar, estoy llegando a la zona urbana y ahí nomas el cartel de Lagrimitas. Villa Pehuenia aquí estamos.
NOTA: Gra puso su carita angelical y el encargado de Lagrimitas nos consiguió un departamento, ideal para la lluvia y el frío que se vinieron. Quisimos conocer Icalma, pero no me dejaron pasar la Caddy, por no tener la patente marcada en los vidrios. Conocimos La Angostura con su territorio Mapuche y sus alucinantes caminos y lagos. Recorrimos toda la villa y ya cansados nos fuimos a Caviahue y a las Termas de Copahue, pero esa es otra historia.
Las Fotos en: http://picasaweb.google.com/lh/sredir?uname=grayhugodeviaje&target=ALBUM&id=5565550322934757537&authkey=Gv1sRgCP2zkrPQ-4OTiwE&feat=email
Hugo Nacarado
Enero/2011
grayhugodeviaje@gmail.com