Bueno llegó la hora, ese sábado 26 a las 07:30 salimos de casa en la Kangoo con las bicis y un montón de ropa, (no sabíamos que temperatura haría con este clima de mierda), íbamos con ritmo tranquilo pensando que alcanzaríamos a Gustavo y así ir juntos, pero cuando lo llamamos al celu, este nos comenta ya está en Zarate, casi 60km delante y bueno abra que acelerar. Cuando tomamos la RN12, fuimos mirando las estaciones de servicio pero al no verlos decidimos seguir solos el camino a Paraná.
Preguntando
aquí y allá, a las 13:30hs entramos a la ciudad, como yo pensaba ir colgado de
la camioneta de Gus, no había tomado nota de la dirección de las cabañas
alquiladas. Gracias al WIFI de una estación Shell pude abrir el correo y
descubrir que íbamos a “Verdes de Guayacán” y hasta teníamos teléfono del contacto, al
cual llamamos y nos dio las indicaciones para llegar.
En la puerta
ya están esperando Alejandro y Romina, y mientras llegaba la Sra. para abrirnos
las puertas también llegaba Gus con (Matías F, Matías V, Anita, María Ester,
Patricia y en auto aparte Pablo, Hernán y Luciano. Ya estábamos todos.
Bajamos las
bicis y los bolsos, cada uno se fue a su cabaña preestablecida y reaparecimos
disfrazados de Bikers.
Eran cerca
de las 05:00 de la tarde hora de hacer el Citi-Tour, pero el tiempo no estaba
de acuerdo, el cielo cada vez más negro indicaba lluvia, se largó a
pispiar, la temperatura sería de 36º, salimos
igual, subimos la cuesta siguiendo a Matías F. que había encontrado un senda y
casi nos matamos, en una tremenda bajada nos encontramos primero con una
escalera y luego un canal para el agua, cuando llegamos a la calle ya diluviaba,
volvimos. Chorreando agua entramos al quincho a sacarnos la ropa y mientras
esperábamos que pare comenzó la mateada.
Los más
jóvenes (Matías V., Pablo, Hernán y Luciano), comenzaron a impacientarse y por
más que llovía a cantaros volvieron a salir, volviendo más que empapados pero
felices.
Domingo
27, el Gran Día.
Amaneció
algo nublado pero con ánimos de arreglarse, llegamos a la Plaza de los
Inmigrantes y ya era un desbole de ciclistas, Gus apareció con una caja con los
Kits para el grupo. Pusimos los números y salimos a calentar subiendo un cerro.
Nos encontramos con Tito que con sus 85 pirulos sigue pedaleando y con Horacio Pepe
recién restablecido de sus operaciones, que alegría verlos en la lucha.
A las
13:30hs según lo previsto nos pusimos en marcha los 1400 ciclistas, un
verdadero ejército recorriendo las calles de Paraná en la búsqueda de la
autopista que nos llevaría al Túnel Subfluvial, mientras la Policía y la
Gendarmería iba cortando las calles se fue formando la columna. Llegamos al
peaje y nos guiaron hacia un estacionamiento mientras despachaban los últimos autos
que estaban en la cola, unos 30 minutos después y con un Sol abrazador nos
pusimos en movimiento. Entramos al Túnel utilizando todo el ancho, respetando a
los demás, cantando, gritando en medio de un sonido atronador. Que ancho es el
Río Paraná tardamos un buen rato en llegar a Santa Fe, aquí nos esperaba la
Policía Local y más Gendarmería, llegamos a la zona de pesaje de camiones y
había paraba de aprovisionamiento con agua fría y frutas secas, buscamos una
sombra nos metimos debajo de un árbol y sacamos los sándwich que habíamos
llevado. Como a la hora continuamos
pedaleando pasando el puente colgante, hasta llegar a una plazoleta al costado
de la costanera santafecina donde nos esperaban con ensalada de fruta y más
agua.
45 minutos
después emprendimos el regreso por el mismo camino, parada en el pesaje con
bananas y naranjas, parada en el peaje y vuelta a cruzar para llegar otra vez a
la Plaza de los Inmigrantes cerca de las 7 de la tarde donde nos entregaban un
choripán y una lata de birra.
Tremenda,
Hermosa, Alucinante experiencia del cruce, fue un gusto hacer más de 500km para
participar de esta movida organizada por la gente de Médanos Bike de Paraná.
Lunes 28,
Gustavo había planeado hacer una travesía por caminos de tierra hasta Villa
Urquiza, 30km de ida, 30km de vuelta, imposible estar de vuelta a las 5 de la
tarde para entregar las cabañas. Yo dije conmigo no cuenten con los más de 62km
del día anterior ya estaba echo (además sabiendo había llevado la 29 sin
suspensión), Gustavo entendió y cambió a volver todos en la camioneta con el tráiler.
Eran cerca
de las 9 cuando por fin se pusieron en marcha, Anita en la primera subida
desertó, la hicimos volver a dejar la bici, mientras volvíamos a recogerla. Los
caminos se encontraban medio blandos por la lluvia, peligrosos para transitar
con la camioneta.
Cuando ya
faltaba poco para llegar a la balsa que nos cruzaría el Río Las Conchas, Gus
freno y nos dijo aquí no paso. Los chicos iban bastante adelante luchando con
el barro hasta que llegaron a la balsa, sabía que Gra era la única que me
contestaría el llamado, nos pusimos de acuerdo que nosotros llegaríamos por la
ruta y que ellos siguieran hasta la playa.
Mientras
todo esto sucedía vimos como una 4x4 volvía marcha atrás más de 500 metros por
el barrial, confirmando la predicción de Gustavo.
Después de
un largo derrotero llegamos a las playas de Villa Urquiza y encontramos al
Grupo a la sombra tomando unas birras. Mientras Gus y Yo subíamos las bicis al
tráiler el resto pidió unos sándwich y mientras comíamos contaron las
peripecias del barro, de los que se cayeron, de los que lloraban sin saber qué
hacer con las ruedas trabadas por el barro.
De regreso a
las cabañas y luego de bañarse cada uno armo sus bolsos y fuimos partiendo para
sus casas menos nosotros que visitaríamos las termas de María Grande a unos
40km.
Gra y Hugo
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