TRAVESIA A LOS SALTOS DEL MOCONA - MISIONES (MAY/2007)

Con Gra estuvimos mucho tiempo pensando en hacer esta travesía por la Selva Misionera, siempre nos pareció complicada por las distancias entre lugares habitados, por eso cuando nos enteramos que GG, planeaba hacer este camino, no lo dudamos un instante.
Gustavo es uno de los operadores de Cicloturismo con más experiencia en nuestro mercado y con el cual hemos realizado infinidad de salidas, con una forma de organizar las etapas igual a la nuestra, disfrutando de los lugares y los paisajes.
La fecha elegida fue el fin de semana largo de principio de mayo de 2007.
Ese viernes por la noche nos juntamos en los Arcos de la Avda. del Libertador, con la camioneta y el tráiler para las bicis y después de 14 hrs. llegamos a San Vicente, localidad al noreste de la Provincia de Misiones, mientras bajábamos y armábamos las bicis, nos comimos unas empanadas sobrantes del viaje y luego de un corto recorrido por el pueblo, tomamos la ruta asfaltada a la ciudad de El Soberbio a orillas del Río Uruguay que aquí es limítrofe con el Brasil.
Cuando llegamos el Sol ya se estaba ocultando, un pequeño reconocimiento por el lugar nos bastó para darnos cuenta, que si bien estábamos en Argentina, el idioma que se hablaba era incomprensible, una mezcla de brasilero con quien sabe que, luego nos dirigimos hacía la Hostería del Sol, lugar donde haríamos noche.

Día 1:
Por la mañana temprano, nos levantamos a desayunar, y una vez listos Gus nos explicó la ruta.
La camioneta de apoyo, que nos trajo, se quedaba en ese pueblo y cambiábamos por otra de doble tracción con un carrito, el motivo del cambio se debía a la dificultad del camino. El asfalto duraba unos 10 Km. y a partir de allí el camino se transformaba en una senda de distintos anchos con la característica tierra colorada de la zona y con subidas rabiosas, que a los autos con tracción simple se les hacía difícil subir.
Con esta perspectiva nos montamos a las bicis y comenzamos a pedalear, paseamos por la costanera y encaramos la ruta, los primeros kilómetros fueron fáciles levemente en bajada, pasamos por un puente mirador, con mucha gente ya que al mismo tiempo se estaba desarrollando un triatlón.
La ruta continuó con subidas y bajadas hasta llegar a otro mirador, donde a la distancia se podía ver el Uruguay. Aquí nos despedimos de nuestro transporte, pues pocos metros después comenzaba la tierra.
Unos pocos kilómetros nos alcanzó para comprender lo que nos esperaba, el camino es un subibaja constante, pero no tipo cuchilla como en la provincia de Entre Ríos, subidas mucho más altas, directas y con un piso destrozado por los camiones que pasan cargados con los pobres árboles. Fue un lento subir esquivando las piedras que salían del suelo, y las bajadas eran un rechinar de frenos tratando de evitar caídas.
Así fuimos llegando al Parador Adams, donde compramos gaseosas y fiambres para almorzar. Continuamos unos kilómetros más hasta un obrador, donde paramos a almorzar. Luego de un tiempo de descanso, mientras conversábamos y veíamos pasar a los corredores en el tramo de bici, continuamos con el pedaleo.
El Sol comenzó a ponerse cuando llegamos a Mesa Redonda (un cruce de caminos), la noche se nos venía encima y todavía faltaban 12 Km. en una peligrosa bajada hasta el Complejo Mocona (camping y dormís), en plena selva.Cuando el Sol baja en la selva, la noche llega rápidamente y se hace una maza negra donde no se ve nada. Los más locos nos mandamos en una dura bajada, tratando de llegar con luz, los más prudentes bajaban despacio tratando de evitar las piedras, muy pocos pusieron las luces porque la mayoría las llevaba en los bolsos y estos se encontraban encajonados en el doble tracción.
La oscuridad era total cuando el primer grupo llego a la entrada del Complejo, aquí me quede esperando al resto del grupo en medio de la noche, prendí un cigarrillo para hacer señas a los que llegaban, ya que el camino continuaba y alguno podía perderse, los últimos venían caminando alumbrados por el auto de apoyo. Ya con los más rezagados entre al complejo, encontrándome con una multitud, se hallaban acampando los corredores, los familiares y los organizadores de la carrera.
Por suerte Gus había reservado los dormís para nosotros.
Día 2:
Nos levantamos con nerviosismo, mientras desayunábamos nos enteramos que el Río estaba muy crecido, tapando los saltos, de cualquier manera decidimos realizar la travesía a píe, por lo menos hasta la casa del guarda-parque y allí ver.
Volvimos al camino encontrándonos a los pocos kilómetros con el ¿Arroyo? Yabotí, más de un río estaría envidioso de ver correr tanta agua. Según decían 3 a 4 metros de profundidad, el puente por el cual debíamos cruzar apenas sobresalía y con la correntada se formaban charcos sobre la superficie.
Después de un tiempo nos decidimos y comenzamos una trepada de unos doscientos metros que nos dejo exhaustos, no solo por lo duro, sino también por los corredores que venían en bajada en plena carrera.
Pasamos por un mirador del Arroyo y llegamos a la casa del Guarda-parque, en este caso una linda guarda-parque. Por desgracia nos confirmo la crecida del Río y nos recomendó un sendero por el bosque que llevaba a un mirador de los saltos, si de allí no se veían no valía la pena bajar hasta el Río, cosa que comprobamos. De cualquier manera, mientras GG preparaba el almuerzo, algunos se lanzaron a realizar este camino, volviendo desilusionados.
Para la vuelta nos prepararon una sorpresa, bajar en el auto de apoyo, mientras las mujeres subían al interior, otros subíamos al carrito y algunos al techo.
En el comedor del Complejo nos juntamos a merendar y comenzaron los problemas: deberíamos hacer 90 Km. casi todos por tierra, con subidas y bajadas, llegando a la localidad de San Pedro al mediodía, para poder llegar a Buenos Aires a la hora esperada, y la única solución sería salir como tarde a las 2 de la madrugada, en plena noche.
Aquí comenzaron las discusiones unos por el SI y otros por el NO, al final ganaron los del SI, quedando de acuerdo en desayunar a la una de la madrugada y partir.
La mayoría nos pusimos a repasar las bicis, revisando las ruedas, los frenos y sobre todo las luces, importantes para poder hacer los primeros 12 Km. para arriba.

Día 3:
Por fin llego la hora y lentamente salimos, iluminados por nuestras luces, con Gra detrás hicimos los primeros metros, realmente se veía muy poco, comenzamos la subida y me fui alejando, en un recodo muy roto paro a esperarla y la veo subir caminando, me dice que no ve nada y que tiene miedo de caerse. Decidimos que espere la camioneta y se suba a ella, sigo solo y cortado del resto, realmente entre la negrura de la noche y los ruidos de la selva, la sensación es tétrica, uno tiene miedo que de la espesura te salte cualquier bicho, me junto con otro ciclista y por fin llegamos a Mesa Redonda.
Un manto de niebla comienza a caer, haciendo más tenebroso y difícil el camino, Gra se bajo trato de pedalear, hizo 50 metros y regreso, -no veo nada- dijo, y se subió otra vez.
Ahora se sumo el frío, sentía como la humedad me penetraba hasta los huesos, el grupo paro para hidratarse y los alcancé. En eso llega la 4x4 y decido subirme también, sentados uno sobre el otro con Gra para darnos calor, me quede dormido.
Más tarde me cuentan que el grupo poco a poco fue avanzando, haciendo paradas cortas para no enfriarse y reagrupándose para circular juntos ya que la visibilidad era prácticamente nula, mientras yo dormía.
Con el amanecer bajo más la temperatura y cayo una helada, pero los rayos del Sol comenzaron a calentar el aire, y todo el grupo que se hallaba en la 4x4 bajo a pedalear.
Así llegamos a San Pedro, pasado el mediodía, Gus había reservado en un Hotel el servicio de baños para que pudiéramos higienízanos, poco tiempo después comenzamos a juntarnos en la mesa preparada para almorzar.

Por: Gra y Hugo
grayhugodeviaje@yahoo.com.ar

FIN

No hay comentarios: