NOA - (OCT-NOV/2005)


25/10/2005
Llegamos a Humahuaca por la Empresa Balup, la única que nos ofreció traslado directo sin trasbordos, un viaje horrible en un micro a full, donde los únicos argentinos éramos una señora tucumana que bajo en Pálpala y nosotros, el resto del pasaje bolivianos con niños y bebes. Lo curioso fue que veíamos subir a todos los extranjeros con frazadas, cosa que nos extraño, dado que estábamos con una temperatura de 29°, pero apenas arrancó el micro pusieron la refrigeración al mango y así la mantuvieron todo el viaje. ¿Sería por el olor que despedía el pasaje? No lo sabemos. Junto con el aire se escucho la voz de uno de los conductores, informando que -el baño del coche es exclusivamente para orinar, si el pasaje tiene otra necesidad urgente debe informar a los conductores, y ellos verían como solucionarlo, dado que el coche realiza varias paradas para comer el pasaje debe aprovechar para hacer uso de esos sanitarios- (textual).
Un dato curioso fue que el pasaje era sin comidas y duraba 24 horas por lo que el micro tenía programado realizar varias paradas. Esto se realizó en lugares perdidos en la ruta y la atención como lo que te servían fue mala.
Una vez arribados, mientras armábamos las bicis se nos acerco Gabriel, un changuito local que por unas monedas no acompaño por la ciudad hasta que nos alojamos en la Hostería Naty (por Natividad), una piecita donde guardamos las bicis con baño compartido por $20 el día y la oportunidad de usar la cocina.
Salimos a recorrer el pueblo, muy bonito y mucho más grande de lo que pensábamos, con todas sus calles y viviendas típicas.
Gabriel nos había informado que el día anterior por falta de turistas el ¡Santo Florencio Varela!, no había salido, pero como hoy había bastantes, a las doce bendicería a los presentes en la plaza. Mientras una horda de vendedores locales arrinconaba a los turistas se fue abriendo unas compuertas y salió el santo.
Una vez bendecidos, seguimos recorriendo las calles con rumbo a la terminal de micros donde verificamos horario y costo del ómnibus a Iruya.Una vez resuelto este tema nos fuimos a almorzar a un restaurante típico, y mientras escuchábamos y veíamos a un conjunto folklórico nos comimos unas empanadas de queso y un cazuela de cabrito muy, muy rico todo. Ahora ya con la panza llena volvimos a la Hostería a dormir la siesta.
Nos levantamos mal, con dolor de cabeza y malestar estomacal, asustados nos fuimos al Hospital a tomarnos la presión, los 2.939 msnm nos golpearon. El médico que nos atendió corroboro que solo era apunamiento y recomendó un té de coca y una aspirina. Cosa que hicimos inmediatamente. Y sin cenar nos fuimos a dormir.
26/10/2005
Nos levantamos temprano y con mucha hambre y en perfecto estado, Gra salió a comprar facturas y las bajamos con unos mates con hojas de coca.
Totalmente repuestos nos fuimos a tomar el micro. Una vez arriba comenzó a subir mucha gente con bolsitas de supermercado que nos llamaba a atención, varias vestidas con ropas típicas a las que el boletero saludaba y no perdía la oportunidad de cobrar el boleto. Como Humahuaca se halla en un pozo una vez arriba en la ruta comenzó a bajar esta gente en lugares totalmente desolados. En una de esas el micro doblo a la derecha por un camino de ripio que se perdida en el horizonte subiendo, siempre subiendo. Por haber sido los primeros en sacar los boletos, nos había tocado asientos preferenciales, los dos primeros y por delante del eje de las ruedas, así cada vez que el micro doblaba por el camino de cornisa a la izquierda nosotros quedábamos en el aire. Muy emocionante!!!!
Subiendo pero también bajando llegamos a Iturbe un pequeño pueblito donde paramos para usar los sanitarios aprovechando para comprar unas riquísimas empanadas, supuestamente de carne pero lo que más tenía era papa, (4 x $ 1.25).
Seguimos y entramos a una quebrada y la cruzamos pasando por varios arroyitos, hasta que volvimos a subir y subir hasta llegar al Abra El Cóndor (4.000 msnm.), límite entre Jujuy y Salta donde paramos para sacarnos fotos. De pronto el camino cambio, 21 km de una senda perfectamente marcada en un descenso loquísimo por un camino de cornisa hasta llegar a la puerta de la Iglesia, 3 horas después.
Iruya (2.730 msnm.), este hermoso pueblo que se hizo famoso por una publicidad de un banco, está en la ladera de una montaña siendo todas sus calles bien para arriba. Mientras yo me quede en un barcito tomando un té de coca y charlando con el dueño, Gra subió hasta el Cementerio y al Mirador y una hora después se junto con nosotros a beber lo mismo. Como ya se había hecho la hora de volver tranquilamente nos acercamos a la Iglesia para subir otra vez al colectivo.
El viaje de vuelta fue más lento ya que por todos lados salía gente parando al cole, llegando a Humahuaca 3 horas y media después con el micro a full y con la cartera del boletero repleta.
En nuestra última noche teníamos una invitación para comer Chuleta de Llama en Kuntur Wasi, el comedor y hospedaje de un personaje macanudísimo originario de Banfield.
27/10/2005
Con el nerviosismo de salir, nos levantamos temprano, a las 9 de la mañana ya estábamos en la calle, comenzamos a pedalear subiendo hasta llegar a la ruta, la mañana estaba fresca, el cielo totalmente despejado, una leve brisa y la falta de vehículos nos ayudaba a circular.
Si bien en los papeles todo indicaba que debíamos descender desde los 2.939 a los 2.461 msnm encontramos varias subidas cortas pero duras.
Uquía es un pequeño pueblito al costado del camino con una Iglesia hermosísima y altar en oro, en donde el cuidador me permitió sacarme una foto con la llave original en plata.
Huacalera es otro pequeño poblado y a la derecha del camino encontramos una pequeña Iglesia con un cartel testimonio de la locura que imperaba en la época de las guerras entre federales y unitarios, al pobre Lavalle no solo lo fusilaron sino que a los restos los descarnaron.
Continuamos llegando a Tilcara a las 11:30 horas, directo a la Oficina de Turismo donde nos recomendaron lugares para dormir. Si la habitación de Humahuaca era mala, la de Tilcara era peor, pero con baño privado.
Una vez cambiados salimos a recorrer el pueblo, en la plaza nos encontramos con una romería boliviana, como si fuera la plaza Once, alrededor de la plaza puestos vendiendo artesanías truchas. Como ya era tarde decidimos almorzar en un restaurante “El Colonial”, plato del día cordero al horno, una verdadera porquería sacada del freezer, fría y dura que me cayó como el culo, decidimos tomar unos cafés en un bar y me sentía tan mal que volvimos al cuarto para tomar un té de coca y nos quedamos dormidos.
Eran como las cinco de la tarde, cuando nos despertamos y como me sentía mejor, Gra insistió en visitar El Pukara, que es una vieja edificación india en la cima de una montaña que se usaba como mirador para avistar a los posibles enemigos. Este Pukara fue reconstruido por estudiantes de la UBA, realizándose una especie de parque temático donde al ingresar el boletero nos informo que no podíamos subir con las bicis, así que en un acto solemne le dije a Gra,
-yo me quedo a cuidar las bicis, subí vos-
Acomode a las chicas sobre una pared y al darme vuelta vi el Bar de Carlos, cruce el camino y para allí de dirigí. Así como en Iruya mientras esperaba a Gra, tome otro té de coca (me estaba empezando a gustar este tecito), mientras charlaba con el dueño, que resulto ser de La Plata, radicándose en el pueblo hacia ya 30 años.Luego de que Gra regresara y nos acompañara, bajamos por un camino alucinante directo a la Iglesia que no conocíamos.
Otra vez en la habitación ya bañados resolvimos cenar unas empanaditas en otro restaurante “El Jardín” donde nos rompieron el culo, pagamos más por el show que por lo que comimos.
28/10/2005
Salimos a las 9:30 horas, el cielo estaba neblinoso pero el Sol muy fuerte, rápidamente llegamos a Maimara pero como no mostraba ningún atrayente y se hallaba como 200 metros abajo, pasamos de largo.
Unos cuantos kilómetros adelante nos encontramos con Hornillos, que al parar vimos que se trataba de una Posta, la gente que lo cuidaba gentilmente nos abrió las puertas de la Capilla y nos enteramos que todo era un Museo, al cual ingresamos. Antiguamente este lugar fue una posta de carretas que hacían el largo viaje a Buenos Aires, en la época de la Independencia fue usado como posta del Ejercito del Norte que comandaba el Gral. Belgrano y donde este se alojo antes del Éxodo Jujeño. Hoy día es un Museo donde se encuentran elementos de época como ser armamentos, ropas y muebles.
Como una hora después volvimos al camino para encontrar el desvió por la ruta 52 recientemente pavimentada, donde en una tremenda subida de 8 km nos dejo en Purmamarca, luego de 3 horas de viaje.
Como ya es normal directo a la Secretaría de Turismo a buscar alojamiento y oh!!! casualidad la empleada también se dedicaba a alojar turistas y a buen precio. Esta habitación si era un sueño, grande, de techo alto con baño privado todo tan nuevo que todavía no habían puesto el espejo en el baño.
Las chicas fueron adentro y salimos para almorzar, unas pocas cuadras y encontramos un restaurante en una casona colonial totalmente restaurada muy bonita, y entramos para comer, yo empanadas Gra una ensalada típica con choclos de colores y papas verdes de altura.
El lugar estaba concurrido solo por una pareja mayor que había entrado casi con nosotros y por un señor que sobre la mesa tenía un bolso Halawa de los delanteros justo como el que yo usaba en la bici.
Mi intriga fue tal que le pregunte si andaba en bici, su respuesta fue sorprendente. Si y No. Resulto ser un cicloturista que se debía encontrar con Mariano Lorefice para hacer una travesía desde Jujuy, pero como llego un día antes, se tomo un micro para conocer Purmamarca.
Así comenzó una conversación a la cual también se agrego la otra pareja. Que al no ver a nuestras chicas pregunto dónde estábamos alojados y ante nuestra respuesta quiso que le mostrara el lugar, ya que ellos buscaban donde quedarse.
Cuando la conversación no dio para más todos pagamos y nos fuimos cada uno por su lado. Nosotros a conocer la bonita Iglesia y luego haciendo un gran rodeo a la siesta. Pasando por una casa encontramos un cartel de Excursiones a las Salinas y a Gra le agarro la locura por conocer ese lugar.
Como no se pudo contactar con los que hacían las excursiones volvió bufando, pero mientras lavaba la ropa conversando con la dueña del lugar descubrió que su marido también hacía esta excursión y teniendo en cuenta que le habíamos mandado a la pareja de clientes del restaurante, convino en hacernos un descuento ($15 x cabeza) si conseguíamos un pasajero más.
Como todo esto pasaba mientras yo dormía la siestita, Gra me despertó para preguntarme que me parecía si invitaba a la pareja del restaurante, y como se sentía que hablaban, se mando. Apenas lo comento la respuesta fue afirmativa, así que volvió a despertarme con la noticia de que en 5 minutos partíamos.
El señor tenía una Ford Eco Sport flamante, todavía sin patentar, salimos bordeando la Quebrada del Lipan y al poco tiempo comenzamos a subir en un loco caracol de curvas y contra-curvas todas por camino de cornisa hasta llegar al Abra a 4.137 msnm mientras parábamos para sacar fotos fuimos sintiendo la diferencia de temperaturas por la altura y el viento que soplaba sin cesar. Una vez en la cima el camino baja del otro lado en otro caracol mucho más chico y sin tanto atractivo y en una recta interminable se cruza con la conocida ruta 40 de ripio que por corto tramo se hace asfaltada, nuestro camino sigue internándose en las Salinas Grandes hasta llegar al parador hecho con ladrillos de sal, nosotros junto enfrente doblamos a la izquierda y bajando una barranca dejamos el asfalto y nos internamos sobre la misma sal en dirección hacia donde se veía a gente trabajando.
Bajamos del coche y nos fuimos acercando a los pozos de sal y nos pusimos a conversar con uno de los trabajadores mientras este realizaba su tarea y nos asesoraba. Este salar esta trabajado por una tribu indígena en forma de cooperativa, son ocho los que lavan la sal y en total sacan 2 toneladas por día por la que le pagan 34 pesos al grupo. Sin comentarios.
Luego volvimos al parador que estaba cerrado, pero un cuidador nos abrió la puesta y pudimos ingresar para sacar unas fotos. Este parador por ahora es un lugar inútil ya que no se puede habilitar por no contar ni con agua dulce, ni con cloacas y el gobierno pide que lo realicen con camiones cisterna, pero el lugar más cercano esta a 100 km. Dejamos este sueño de un millonario jujeño y volvimos para bañarnos y cenar. Esta vez como llegamos justo cuando el grupo hacia un impas zafamos de pagar el show.
29/10/2005
A Gra le contaron que las mejores fotos del cerro se sacan a las 7:30 desde un mirador al otro lado de la ruta y junto a su pareja amiga para allá partieron, mientras yo me quede para realizar unos ajustes a las chicas y de paso engrasarlas.
A las 10:30 salimos de Purmamarca para hacer inicialmente los 8 km de bajada pero cuando estaba por la mitad y venia dejándome llevar a 40km/h una mano invisible me freno de golpe teniendo que pedalear para poder avanzar. De donde salía este viento en un día espléndido con un cielo azulado, lo cierto es que no lo sabíamos pero el viento cada vez soplaba más.
Al retomar la ruta 9, el viento se intensificaba de a ratos y en nuestro horizonte ya había nubes. Llegar a Tumbaya fue duro, aprovechando la parada para comernos unos yogures, visitar un mini museo y descansar.
Al volver a la ruta sufrimos lo duro de pedalear con este viento rasante y al llegar a Volcán decidimos parar. En la Capilla de este pueblo que vive de la explotación de dos canteras de cal y cemento, la monja nos indicó a un señor que por la módica suma de $40 nos llevo hasta el centro de San Salvador de Jujuy, en su camioneta sin desarmar a las chicas.
El camino demostró lo acertada de la elección, a los pocos kilómetros comenzó una llovizna y al pasar por un lugar llamado Barcena una niebla espesa nos cubrió disipándose al llegar a Yala justo nuestro destino del día. Cuando entramos a Jujuy, llovía copiosamente. Gra bajo en la oficina de turismo y sin otra opción nos alojamos en un Hosteling Internacional, un lugar poco recomendable y sucio.
Con las camperas de lluvia caminamos recorriendo el centro de la ciudad, como eran las 4 de la tarde tomamos café en un bar donde trasmitían en directo el partido de Boca. Luego de la alegría por el triunfo volvimos al Hosteling para tomar unos mates con facturas y luego de una conversación muy amena con un colombiano y su amiga portuguesa salimos a cenar, hoy nos tocaba pizza, mientras volvíamos como continuaba lloviendo resolvimos ir a dormir y decidir qué hacer a la mañana siguiente.
30/10/2005Lloviznaba de a ratos, era domingo, y nuestro destino La Ciénaga, un dique conocido por ser un buen lugar para pescar pejerreyes a solo 37 km, según decían todo plano, así después de desayunar miramos el cielo preparamos a las bicis para la lluvia y nos mandamos.
Como era de prever salir de la ciudad fue un calvario no solo por lo grande, sino porque está rodeada de cerros y de líneas de colectivos que nos encerraban a cada rato. A medida que nos fuimos alejando el camino se fue aplanando y disipando el transito hasta que por fin llegamos a El Carmen, la ciudad de los diques, 6 km después llegamos a destino cerca de las 2 de la tarde.
Nos encontramos con un lugar lleno de casas quintas casi todas cerradas (el fin de semana no ayudaba ya que continuaba encapotado) hasta que por fin vimos un restaurante, paramos a preguntar y nos mandaron a Apartamentos La Ciénaga, un tipo que alquilaba un par de cabañas que tenía en el fondo de su casa, luego de arreglar ($ 50 la noche), regresamos al restaurante para comer la especialidad de la casa Soufflé de Pejerrey, no tan caro y el mejor. Compramos un budín para el mate y a la siesta.
Dormimos como troncos despertándonos a las 7:30 horas, y entre que nos bañamos y cambiamos se hizo tardísimo decidiendo no salir a cenar y comernos el budín. Gran Equivocación!!!.
31/10/2005
Que hay abierto un lunes en un lugar exclusivo de fin de semana?. Nada!!!. Eso fue lo que encontró Gra cuando salió para comprar algo para el desayuno, ni el dueño de casa estaba. Así que con una taza de té de coca y dos mangrullos de pan viejo salimos a las 10 de la mañana para hacer el tramo más peliagudo, cruzar el límite con Salta por la vieja ruta 9 pasando el Abra de Santa Laura, de los 1200 en que estábamos a los 1800 msnm con la ilusión de encontrar algo en la ruta para comer.
La subida fue larga, tediosa, cansadora, pero no tan pesada como imaginaba, con varios caramelos y agua logramos llegar al Abra. La pica entre estas provincias es tan grande que en la misma ruta está pintado el límite.
Los jujeños armaron un lugar de descanso con asientos y fogón, paramos a tomar otro té de coca, para luego continuar hacia el otro Abra del día, el de la Sierra, rogando que la ruta no baje mucho.
Por suerte el camino continua con muy poco desnivel hasta pasar todo el monte y ahí si en un alucinarte descenso llegamos a Dique Campo Alegre para continuar mas suavemente hasta La Caldera nuestro destino del día, llegando a las 15:30 horas. La ruta de entrada nos llevo hasta un kiosco cerrado y de allí hasta la municipalidad y la casualidad quiso que preguntáramos a un señor que era dueño de otro kiosco sobre dónde comer y ante nuestra mirada famélica nos prometió hacernos una pizza ya que el pueblo no tiene restaurantes.
Sentados en el porche de su casa-negocio apaciguamos nuestra hambruna con unas papafritas mientras esperábamos la pizza, y éramos el chusmerío del pueblo.
El único alojamiento son las Cabañas de Lera y por $45 nos dio una habitación razonable con TV y baño compartido aunque era para nosotros por ser los únicos inquilinos.
Este Lera que es Catamarqueño nos comentó que si queríamos cenar podríamos pedirle a su sobrina que hacía un Locro de los buenos, y así quedamos para las 9 de la noche.
Dormimos una siesta loca hasta las 7 de la tarde y mientras yo me quede a ver TV, Gra se fue a recorrer el pueblo, volviendo con cara de pueblo muerto. Como la hora se aproximaba nos bañamos esperando el Locro que resulto estar bárbaro comiendo 2 platos cada uno y luego de un tecito de coca, vuelta a la cama.
01/11/2005
Nos despertamos con los rayos de Sol que entraban por la ventana, por fin había pasado el mal tiempo. Desayunamos café con leche y facturas en la galería de la casa, y luego de unas vueltas salimos del pueblo a las 11 de la mañana.
Con una ruta preponderantemente en bajada llegamos a Vaqueros otra localidad llena de casonas de fin de semana y entramos a la ciudad de Salta, el camino que se presentaba angosto de pronto se transformo en autopista en construcción teniendo que tomar constantes desvíos por obras, hasta llegar a la autopista terminada y cuando la vamos a tomar un tremendo cartel prohibiendo el paso de bicis, inmediatamente salimos hacia la calle lateral y ¡oh! sorpresa una ciclovía. Aburrido y ante la falta de cartelera en un cruce de calles preguntamos y un señor nos indicó un camino alternativo por la calle Mitre. Fuimos pasando por barrios alejados hasta llegar al centro y por la Av. Belgrano nos dirigimos a la Terminal de micros, llegando a nuestro destino del día después de 3 horas.
Confirmamos que la empresa Rueda nos llevaría para Cachi con las bicis, a las 7 del día siguiente y luego de sacar boleto nos fuimos a buscar alojamiento cercano, como a cinco cuadras encontramos el Hospedaje Plaza, pequeña habitación y bañito privado en el primer piso a la calle por $30.
Descargamos las bicis y pedaleamos buscando una parrilla en la Av. Reyes Católicos por donde habíamos pasado. Luego de almorzar muy bien y ser atendidos mejor, permitiendo guardar las bicis en la cocina, nos fuimos para el centro a tomar un rico café en uno de los bares que rodean la plaza central con sillas en la calle, encontrándonos con la “Salta Linda” de que tanto hablan. Preparada para el turismo pero solo las 10 cuadras del centro.
Volvimos para la famosa siestita y dormimos hasta tarde, como debíamos levantarnos muy temprano optamos por pedir la promo de empanadas salteñas, por supuesto (12 empanadas y gaseosa de 2 litros por $6), al bar del hospedaje y comerlas en el comedor de clientes que tenia TV y parecía que éramos los únicos alojados, dejando 6 para llevar en la pedaleada del día siguiente.
02/11/2005
A las 06:30 de la mañana ya estábamos en la terminal, con las bicis embaladas, esperando la llegada del micro tomando un café. Salimos puntuales con mucha gente y a medida que íbamos recorriendo pueblos cada vez se llenaba más, hasta que nos dimos cuenta que era el Día de todos los Muertos y mucha gente se dirigía al Cementerio de Escoipa enclavado en medio de la Cuesta del Obispo, con flores y coronas. Casi 4 horas después llegamos a Piedra del Molino a 3.620 msnm y a solo 93 km de Salta.
Este es el lugar donde comienza la bajada y donde comenzaba nuestro pedaleo, bajamos del micro y armamos las bicis y cuando estábamos por partir nos dimos cuenta que con el apuro los cascos quedaron arriba del Rueda.
El camino de ripio y ancho como una avenida es levemente en bajada pudiendo transitar a 30 km/h soportando los constantes serruchos, un señor que pasaba en camioneta nos confirmo la cercanía del asfalto y en lo que fue un loco descenso ahora sobre tierra llegamos a la famosa Recta del Tin Tin, unos 25 km de ruta perfectamente recta que se pierden en el horizonte, y que se trata de un viejo camino Imperial Inca, dejar el serrucho fue un placer y más en bajada pero esto duro poco, apenas 5 km son en bajada, luego viene una parte plana también corta y más de la mitad es en subida incrementándose cada vez más, faltando poco para terminar decidimos parar en un refugio al costado del camino aprovechando para comer las empanadas sobrantes de la noche anterior. Luego de pasar por una cuesta de salida, la ruta deviene en una serie curvas con subidas y bajadas pasando por Agua de Loro, encontrándonos con un cartel avisando del fuerte viento, con una palmera totalmente inclinada hacia la derecha, mientras el camino es otra recta muy en bajada que parece terminar en un precipicio. Para evitar el fuerte viento casi en contra trate de ponerme lo mas lanzado posible y aun así la bici avanzaba a 45-50 km/h, rápidamente fui dejando atrás a Gra que venía muy erguida y pedaleando. Cuando el camino dobla a la derecha aparece el pueblo de Payogasta donde pare a esperar a Gra y a conocer su Iglesia, seguimos los 12 km finales, por una ruta en constante subir y bajar de esas que la bajada no ayuda a las subidas, con el Sol del mediodía sobre nuestras cabezas y un fuerte viento totalmente en contra, hasta que por fin llegamos a Cachi a las 16 horas.

De entrada nomás a la boletería del Rueda para ver si nos habían dejado los cascos, pero no, el micro pasaba por Cachi pero terminaba en Molinos y al día siguiente volvía, la gente del lugar nos aseguro que volviéramos a las 9 del otro día y preguntáramos por los chóferes.
Resuelto esto nos alojamos en la Hostería El Nevado de Cachi, una hermosa casona colonial con habitaciones hacia el patio por $ 35.Como era la hora de la siesta nosotros no podíamos ser menos, cambiamos calzas por pantalones y salimos a las 6 de la tarde, paramos a tomar un café express donde nos pusimos a conversar con unos turistas extranjeros y casi sobre la hora visitamos el Museo Arqueológico, una muy buena reseña sobre la historia del Pueblo Indio y la guerra contra los españoles y sus curas esclavizadores, volvimos para bañarnos y comimos en un restaurante decorado como un museo, al estar en Salta el plato del día era pimientos rellenos, excelentes!!!.
03/11/2005
Nos levantamos y preparamos todo, mientras Gra se fue a caminar por el pueblo, me quede esperando al Rueda, uno de sus chóferes llamado Quipindor baja del micro con los cascos en la mano ante mi cara de alegría.
A las 10 horas bajo un Sol muy fuerte partimos, nuestro destino Molinos, desviándonos por el camino de los artesanos pasando por Seclantas. Ya estábamos en la famosa ruta 40 y el camino se presentaba bastante malo, ripio de piedras grandes con serrucho y siempre subiendo y bajando. Hasta que por fin llegamos al desvío, según los carteles para Seclantas faltaban 11 en uno y 12 km en el de al lado, a lo malo del camino se sumo otra vez el viento en contra, pasaron varios kilómetros y de los artesanos nada, hasta que pasamos por una casa con un cartelito de artesanías en telar, luego de hablar con el señor seguimos ya que este solo hacia ponchos (El cartel de la ruta invitaba a conocer Seclantas, la capital nacional del poncho salteño), así pasamos por otro artesano igual y luego de 15 km llegamos a Seclantas a las 15:30 horas y nos encontramos con todo cerrado, habíamos llevado fiambre y pan, pero para conseguir algo frío Gra recorrió medio pueblo y le vendieron un agua mineral de casualidad.
Teniendo en cuenta lo que faltaba, 23 km, decidimos quedarnos en este pueblo, en una Hostería (Mi Capricho) nos pidieron $ 75, hablando con un chico nos recomendó el camping y cabañas municipales. Cabañas libres había, pero el encargado de las llaves no estaba desde hacía varios días, así que optamos por acampar, como agua caliente tampoco había nos permitieron bañarnos en los baños de la pileta de natación que se hallaba cerrada.
Recorrer el pueblo fue un trámite rápido, entramos al restaurante El Corchito único “abierto”, luego de tocar el timbre y esperar bastante aparecieron unos nenes informándonos que frío no había nada y tampoco hielo, como era el lugar donde debíamos cenar le pedí que pusieran una coca en la heladera y nos fuimos enfrente a una despensa donde comimos unos yogures saborizádos y vuelta a la carpa a pasar el tiempo con unos amargos con coca, a la noche volvimos al Corchito para volver a ser atendidos por los chicos, sin bebida fría porque la coca había desaparecido, mila con fritas y ensalada y a dormir.
04/11/2005
Para evitar el Sol y el viento salimos temprano, teníamos dos caminos, el más corto subiendo un Abra y el más largo rodeando toda la montaña, obviamente elegimos el largo, ya cansados y con el culo dolorido de tanto serrucho en la ruta veo aparecer una señora caminando hacia mí con bolsas de súper en las manos. Inmediatamente la pare informándome que Molinos estaba a 3 horas de caminata, perplejos vimos como la señora continuaba con su camino y nos quedamos pensando cuanta gente en Buenos Aires va al súper en auto para no caminar 10 cuadras.
Tal como nos contó del otro lado de la subida encontramos la unión de caminos y el puente sobre el Río Molinos y el cartel Molinos 1 km.
Luego de tomar un atajo 2 km más y llegamos a la Iglesia de Molinos bajo un Sol abrasador.
Nos alojamos en la Hostería de las monjas, una pequeña pieza con cama de una plaza y un colchón por $ 15, al pasar al baño encontramos que no había agua y luego de conversar las monjas decidieron darnos las llaves de uno de los baños en el hogar de niños en la edificación vecina.
Molinos es un pueblo con muy pocos edificios coloniales y una gran cantidad de viviendas tipo FONAVI, pero mucha historia, allí vivió el último gobernador realista de Salta. Gra encontró una despensa bien surtida y mientras yo cambiaba la única pinchadura del camino en la rueda delantera de NU NU, volvió con fideos y lata de salsa y con un balde de agua se mando unos riquísimos fideos con tuco, ya estaba extrañando la comida casera.
Después de hablar con varias personas durante el camino me empezó a preocupar el estado de la 40, todos hablaban de un ripio más duro hasta Angastaco y desde allí la presencia de arenilla, después de hablarlo con Gra y de dormir la siesta obligatoria me levante en búsqueda de algún vehículo que nos lleve hasta San Carlos, donde la 40 se hace de asfalto.
El primero se negó por tener que salir con la patrona, otro dueño de una camioneta luego de esperarlo largo tiempo me contesto que no podía porque el hijo, verdadero chofer recién había vuelto de pescar y el domingo tenía un partido. ¿Que contestar ante semejante respuesta?, ya desahuciados recorriendo el pueblo nos encontramos con Quipindor, el chofer del Rueda, quien prometió conseguirnos transporte.
Luego del baño salimos para cenar en los “4 Chinos”, una vecina a la que ya había preguntado nos indicó otra persona y para allí nos fuimos, este nos indicó a otro a donde también fuimos, el señor Chaile (alias Tucu), accedió a llevarnos por $ 200, quedando en que pasaría a buscarnos a las 7 de la mañana. Un poco más tranquilos, pero no mucho, seguimos caminando hacia los “4 Chinos”, que no eran chinos, y mientras cenábamos no dejábamos de hablar de las probabilidades de que este Chaile cumpla o no con la promesa y se presente a las 7. Cuando volvimos nos encontramos que las otras habitaciones de la hostería se encontraban habitadas por las parejas que habían reservado y seguíamos sin agua.
05/11/2005
Eran las 07:15 cuando mi impaciencia no pudo más y comencé a caminar hacia la casa del Tucu, cuando a lo lejos veo salir la camioneta del garaje, Salvados!!!
El viaje a Angastaco resulto mejor de lo previsto si bien habían pasado la champión el serrucho era constante.Angastaco un pueblito tranquilo y humilde, sacamos las fotos de rigor y seguimos, ahora sí largos tramos con subidas con arenilla muy suelta, que para las bicis hubiera sido duro por lo cargados que íbamos.Hasta que llegamos a la Oda de la Flechas, un lugar alucinante, lleno de sorpresas para los ojos.
Por fin el asfalto y llegar a San Carlos a las 10 de la mañana, una rápida visita a la Iglesia y a una casa de artesanías, un rato para tomar un café frente a la plaza, comprar unas empanadas y a la ruta.
San Carlos es más grande de lo pensado y en una continuidad comienzan las huertas, algunas casonas y los viñedos, el Sol pegaba duro debiendo parar varias veces a tomar agua a la sombra de los escasos árboles. Llegamos a Animana pequeña localidad totalmente dedicada al vino. Por una ruta con una inclinación hacia arriba fuimos transitando a 20 por hora hasta llegar a Cafayate.
En informaciones nos dieron varios lugares de alojamiento y luego de desechar algunos nos quedamos en El Portal de las Viñas, comandado por Doña Mari una loca de remate.
Mientras nos bajaban las fotos de la cámara digital comimos las empanadas en la plaza y recorrimos la zona del centro aprovechando para tomar unos ricos americanos apenas cortados frente a la plaza y a la Catedral.
Por la noche decidimos cenar en un boliche con mesas en la calle, con bastantes turistas mayoritariamente franceses, el locro que pedí resulto ser más parecido a una sopa.
06/11/2005
Teniendo en cuenta las atracciones con que cuenta esta ciudad decidimos quedarnos un día más antes de volver a Salta, así luego de desayunar nos fuimos a sacar los boletos en la empresa El Indio (único transporte) para el 7 por la mañana. Luego de este trámite nos fuimos a visitar el taller de un orfebre en cerámica y nos quedamos conversando con la viuda por más de una hora, luego realizamos una visita a Vajilla Secreta, una Empresa Vitivinícola con degustación. Almorzamos en una parrilla recomendada donde me pase con el vino de Domingo Hnos. para terminar durmiendo la mona. Pasando el resto del día realizando compras.
07/11/2005
El viaje en micro confirmo lo que pensaba, la ruta fue una cinta muy angosta en la cual el micro en un retome antes de llegar a una piedra llamada el Anfiteatro, casi se lleva puesto a un hombre en bici y transitando la autopista de entrada a Salta le paso tan cerca a otro que del susto se tiro a la banquina embarrada.
Nuevamente en la terminal de Salta sacamos boletos en la Veloz del Norte para la mañana del 9 de noviembre, más caros que por Balup pero con una comida incluida.Buscamos otro alojamiento que no sea el anterior, ya que este se hallaba sobre la avenida de entrada y salida de la ciudad y el constante paso de los camiones era muy ruidoso.
Afuera el lugar decía ser Hostería pero adentro el lugar resulto ser Hosteling, otra vez, pero con la diferencia de tener habitación matrimonial con baño privado con un jardín que nos separaba de la casa.
Como la parrilla conocida estaba cerrada, almorzamos en otra cercana y de allí nuevamente al centro. Revelamos el rollo de fotos comunes pasándolas a CD y por la noche convencí a Gra de visitar Balderrama, el famosísimo restaurante salteño lugar de encuentro de muchos folkloristas. El lugar resulto ser una casona vieja hecha galpón con las paredes repletas de fotos del gordo Balderrama, con distintos cantantes y grupos folklóricos y hasta con el innombrable, yo pedí un locro y Gra una ensalada norteña pero a medida que comía me empecé a sentir cada vez peor con ganas de vomitar y antes que comience el show nos fuimos caminando las 20 cuadras hasta el Hosteling para bajar lo comido.
08/11/2005
El cielo estaba amenazante, pero igual resolvimos visitar San Lorenzo a 12 km del centro, si bien hay una autopista, esta empieza saliendo de la ciudad y una vez allí las bicis van por ciclovía. En un camino siempre en subida. Una vez que llegamos nos encontramos con una calle asfaltada y a ambos lados casonas coloniales y modernas inmensas. Lamentablemente comenzó a lloviznar con ráfagas de viento frío y debimos volver, al dar vuelta el plano bajamos raudamente hasta el centro de la ciudad.La llovizna había parado, retiramos los CD y aprovechamos para comer unos buenísimos panchos, unos con crema de roquefort y otros con crema de cebolla, sentados en un banco de la plaza. Dejamos las bicis en el Hosteling y nos fuimos a tomar el teleférico al Cerro San Bernardo y lo bajamos caminando y desde ahí como se nos hacia tarde, nos tomamos un taxi directo al MAAM (Museo Argentino de Alta Montaña), un museo con muchas críticas en el interior de la provincia por haber retirado a los niños de sus tumbas en el Volcán Llullaillaco. Que resultó un fiasco, luego de bancarse una hora leyendo y viendo cortos, en el momento crítico que se llega al final y un cartel advierte sobre lo duro de ver a los niños, se pulsa un botón y aparecen tres fotos de 30 x 30 cm detrás de un vidrio.
Para volver a la normalidad, terminamos la travesía cenando pastas en un restaurante y a dormir que el viaje a casa es largo.



FIN

1 comentario:

Rochu dijo...

MUy lindo!
Hermosas fotos
Yo estoy planeando un viaje al noroeste argentino.... en otras provincias tengo familiares que podrian hospedarme, pero me estaría faltando en Jujuy, quería preguntarles a uds, ya que han estado, si pueden recomendarme hoteles en Tilcara??
Gracias
Saludos